Un análisis de los eventos destacados del Mundial de Estados Unidos 1994, incluyendo la eliminación de Argentina, la despedida de Maradona, la dramática final y los momentos trágicos que marcaron aquella edición.

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En aquel torneo, Argentina, una de las favoritas, vio cómo su esperado camino se truncaba de manera abrupta, simbolizando el fin de una era dorada liderada por Diego Armando Maradona.

El 3 de julio de 1994, en el Rose Bowl de Los Ángeles, #Argentina enfrentaba a Rumania en octavos de final. La selección albiceleste, conducida por Alfio Basile, llegaba con heridas abiertas: el doping de Maradona, su desgaste físico y un inicio irregular en fase de grupos, en el que quedó tercera tras derrotar a Grecia 4-0 y Nigeria 2-1, pero con un golpe doble tras la derrota 0-2 ante Bulgaria.

La eliminación fue un golpe muy duro: Rumania, con un inspirado Gheorghe Hagi, ganó 3-2 en un partido vibrante con goles de Batistuta y Abel Balbo para Argentina.

Aquella derrota tuvo un peso emocional y técnico inconmensurable. Para muchos, fue el cierre de un ciclo que comenzó en la Argentina de fines de los 70 y principios de los 80, con #Maradona como el máximo ídolo, líder en la conquista del Mundial de México 1986 y protagonista en varias generaciones.

La imagen de Maradona, desde el sector de prensa en el Rose Bowl, participando en la transmisión, los 20 años del debut mundialista de Ariel Ortega, y la mirada triste del ‘Diez’, marcaron la historia del torneo.

La eliminación de Argentina en aquel Mundial fue también el fin de la etapa distintiva de su plantilla, integrada por un ataque de lujo con Balbo, Caniggia, Batistuta y Maradona, apoyados en la recuperación de Redondo y Simeone.

Pero además del trágico final para los argentinos, en el Rose Bowl sucedieron otros hechos que quedarían en la memoria colectiva.

El 17 de julio de 1994, se disputó la final entre Brasil e Italia, en un cotejo que se recordará por su polémico desenlace. La final resultó aburrida en el terreno de juego, marcada por la cancha reseca y un juego de pocas luces. Brasil, con su orquesta de talento liderada por Bebeto y Romario, ganó en penales después de un 0-0 en los 90 minutos y una prórroga sin goles.

La derrota dejó profundas heridas en Italia y en la memoria del fútbol: Baggio confesó las pesadillas y la tristeza que le quedó tras ese disparo fallido

El penal decisivo fue pateado por Roberto Baggio, quien por varios años cargó con la marca del error. Giancarlo Pagliuca, arquero italiano, fue el héroe frustrado, y Baggio, el ícono triste, fue recordado por su disparo por encima del travesaño. La derrota dejó profundas heridas en Italia y en la memoria del fútbol: Baggio confesó las pesadillas y la tristeza que le quedó tras ese disparo fallido.

No todo fue tragedia en aquel Mundial. En el lado más oscuro, el torneo también dejó una historia trágica relacionada con Colombia. El 22 de junio de 1994, Andrés Escobar anotó un gol en contra en la derrota 2-1 ante Estados Unidos. Este error fatídico fue interpretado como la causa de la eliminación colombiana y, días después, le costó la vida: fue asesinado en Medellín tras un altercado en una discoteca, en un acto que linked directamente con las apuestas y la violencia del narcotráfico de la región.

Colombia, que había llegado como una de las favoritas, con un equipo talentoso y una clasificación previa en la que demostró su potencial, quedó fuera en la fase inicial, en un torneo marcado por la tragedia.

La historia de Escobar se convirtió en símbolo de la violencia que azotaba al país, y su muerte aún se recuerda como uno de los episodios más dolorosos del #fútbol colombiano.

A 31 años de aquel Mundial, su legado perdura en historias que combinan triunfos y tragedias, pero también en la memoria de un fútbol que, más allá de las victorias, refleja los impactos sociales de cada cuna de historias.

El próximo Mundial de Clubes y otros torneos internacionales recorren esa historia, recordándonos cómo el fútbol beeinfluyó y fue influenciado por momentos decisivos en la historia mundial del deporte.

Hoy, la memoria de aquel 1994 nos permite entender mejor la dimensión social y humana que tiene el fútbol, no solo como deporte, sino como espejo de las sociedades que lo viven y transmiten.