Lionel Messi, tras una épica carrera, enfrenta la posibilidad de un adiós prematuro del fútbol, dejando tras de sí lágrimas y recuerdos imborrables.

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Las lágrimas surgieron de forma incontrolable en el rostro de Lionel Messi, reflejando una tristeza profunda.

El ‘pibe’ había sido brutalmente despojado del balón y, a pesar de sus impresionantes logros deportivos, su reacción se asemejaba a la pérdida de un niño al que le arrebatan su juguete favorito.

¿Por qué llorar, si ha conquistado todo lo imaginable en el fútbol y ha regalado felicidad a innumerables generaciones?

En el partido de la final de la Copa América contra Colombia, celebrado en el Hard Rock Stadium de Miami, Messi, tras caer al suelo a los 20 minutos del segundo tiempo sin haber sido tocado, pareció comprender de inmediato la gravedad de la situación.

Su cuerpo daba señales de que algo estaba mal, una advertencia acerca de la dura realidad que todos quisiéramos ignorar: el tiempo, el implacable Cronos, venía a reclamar su cuota.

Aún es capaz de asombrar con su juego, ejecutar un caño y realizar esos tiros libres que dejan a todos sin aliento, pero Messi sabe que comenzó la cuenta regresiva para una de sus 'batallas finales', como él mismo las denomina.

Al verlo salir del campo, esos minutos fueron intensos no solo para él, sino para quienes lo han acompañado en su travesía deportiva.

Los compañeros del equipo desde la selección hasta los hinchas aún vislumbran la posibilidad de lograr una nueva Copa, que no solo reafirmaría su estatus como el jugador más laureado de la historia, sino que también le haría enfrentar a su destino con la cabeza en alto.

En este momento, se hace inevitable cuestionar si su legado se desvanecerá de forma abrupta.


A sus 37 años, su carrera está marcada por hazañas memorables, como la remarcable victoria en la Copa del Mundo en Catar en diciembre de 2022, que lo liberó de un peso que lo había acompañado durante su trayectoria.

Aquella noche mágica lo transformó en leyenda, y al mismo tiempo, lo sitúa en el umbral del silencio que podría ser el último acto de un grande.

Su arcano del fútbol, esa capacidad de conectar con el mundo a través de su talento, ha resonado aquí y allá, como el eco de un Caupolicán moderno, símbolo de resistencia y fortaleza.

El reconocimiento aludido por el poeta Rubén Darío ha encontrado su videojuego en el arte de Messi, quien ha tenido que cargar con la pesada fama y las expectativas desde su juventud.

Así, los recuerdos de su vasta trayectoria se entrelazan con la inminente despedida.

Esa imagen de Messi abandonando el campo no será solo un retoño del presente, sino una plantación de memoria en el corazón de todos sus seguidores.

¿Se retirará, dejando tras de sí algunas lágrimas y el eco de su último baile?

Aunque el tiempo juega en su contra, la magia de Messi aún brilla.

Con cada partido, sus seguidores contemplan al maestro, esperando que no sean sus últimos pasos.

La esperanza de un último espectáculo sigue viva, y al menos por ahora, Cronos puede disfrutar del relato: el relato del sacrificio, del amor por el juego y de un adiós que quizás no sea aún definitivo.