Un partido de la Liga Profesional se vio interrumpido por un ataque al juez de línea, lo que refleja un creciente problema de violencia en los estadios de Argentina.

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La violencia sigue siendo un problema recurrente en el fútbol argentino, una situación lamentable que nuevamente mancha la imagen del deporte. El último episodio ocurrió en Mendoza, donde se iba a llevar a cabo el encuentro entre Godoy Cruz y Talleres de Córdoba. El partido, que se encontraba empatado 0-0, fue suspendido antes de iniciarse el segundo tiempo cuando un hincha del 'Tomba' lanzó un palo hacia el juez de línea, Diego Martín, impactándole en la cabeza y provocándole una herida.

Este desafortunado suceso ocurrió tras la anulación de un gol por parte del VAR en la primera mitad, cuando el árbitro principal, Yael Falcón Pérez, y su asistente habían inicialmente convalidado la acción.

El VAR, en una decisión controvertida, revisó la jugada y dictó que había fuera de juego, desatando la ira de los seguidores locales. Las tensiones acumuladas llegaron a un punto crítico cuando el proyectil alcanzó al asistente Diego Martín, quien fue inmediatamente atendido en el campo de juego.

El encuentro se disputó en el estadio Víctor Antonio Legrotaglie, donde Godoy Cruz había trasladado su localía debido a reformas en el estadio Malvinas Argentinas.

A pesar del fuerte despliegue de seguridad, que incluía 190 policías y 120 efectivos de seguridad privada, la violencia se desató en las gradas. Después del impacto, Diego Martín fue asistido por sus colegas y luego trasladado a un hospital cercano para recibir su atención médica necesaria.

El árbitro Falcón Pérez, visiblemente afectado, intentó dialogar con el encargado del operativo policial y mostró el palo que había impactado contra su colega, pero la situación se volvía cada vez más insostenible.

A los 20 minutos de espera, se decidió suspender el partido, reflejando una vez más la falta de control que se vive en varios estadios argentinos.

La primera mitad había registrado ya momentos de conmemoración, como un homenaje al fallecido Santiago García, conocido como 'El Morro', a quien se recordó en el minuto 18, marcado por la emotividad, ante la presencia de muchas de sus excompañeras y fanáticos.

Sin embargo, la alegría fue efímera cuando Roberto Fernández anotó un gol que luego fue anulado por el VAR. Esta decisión generó un nuevo impacto en la afición local, lo que llevó a la escalofriante agresión que terminó por suspender el partido.

Este no es un hecho aislado. Godoy Cruz ha sido protagonista de otros incidentes de violencia en el pasado. Hace casi un año, un partido contra San Lorenzo también fue suspendido debido a enfrentamientos entre facciones de la barra brava. En esa ocasión, el árbitro paró el juego en tres ocasiones por los disturbios y, finalmente, suspendió el juego, citando la falta de garantías para la integridad de todos los presentes.

Este contexto de violencia y descontrol no solo mancha la imagen del club, sino que también plantea serios cuestionamientos sobre la seguridad y el manejo de la violencia en el fútbol argentino.

A medida que la AFA investiga este nuevo incidente, se espera que se tomen medidas severas contra Godoy Cruz para tratar de frenar esta ola de violencia que ensombrece al deporte rey en el país.