Kunishige Kamamoto, considerado uno de los mejores delanteros en la historia del fútbol en Japón, murió a los 81 años por neumonía. Su legado incluye ser el máximo goleador de la selección asiática y de Japón, así como su participación en hitos históricos del deporte en su país.

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Kamamoto, de 81 años, falleció el domingo pasado debido a una neumonía que deterioró rápidamente su estado de salud. A lo largo de su vida, dejó una huella imborrable en su nación y en el #fútbol internacional, alcanzando récords que aún permanecen inigualables.

Nacido en Kyoto, Kamamoto destacó desde muy joven por su capacidad goleadora. Tras brillar en su etapa universitaria en la Universidad de Waseda en Tokio, inició su carrera profesional en Yanmar Diesel, club que actualmente lleva el nombre de Cerezo Osaka.

Durante su etapa en este equipo, disputó un total de 251 partidos y anotó la impresionante cifra de 202 goles, un récord que lo convirtió en uno de los máximos goleadores en la historia del fútbol en Japón.

Con Yanmar Diesel, Kamamoto conquistó siete títulos nacionales y afirmó su posición como un símbolo del deporte.

Su mayor éxito internacional fue en los Juegos Olímpicos de México 1968, donde #Japón logró su primera y única medalla en fútbol masculino. Kamamoto fue la estrella del torneo, anotando un doble en la final por el bronce contra México, en un partido que Japón ganó 2-0. Con estos goles, se convirtió en el máximo goleador del torneo olímpico con siete tantos, elevando aún más su prestigio. Su liderazgo y destreza en el campo fueron reconocidos internacionalmente y le valieron elogios de figuras legendarias del deporte.

Quien en su visita a Japón para un partido de despedida en honor a Kamamoto

Entre esas personalidades destaca Pelé, quien en su visita a Japón para un partido de despedida en honor a Kamamoto, calificó al delantero como “un gran goleador”, una declaración que llenó de orgullo a su paisano.

Kasuyoshi Miura, otra figura emblemática del fútbol nipón y que continúa activo a sus 58 años, recordó esa ocasión y afirmó que, cuando escuchó esas palabras del Rey Pelé, sintió una enorme satisfacción y orgullo por su compatriota.

Más allá de su faceta futbolística, Kamamoto también incursionó en el ámbito político y administrativo del deporte. Tras colgar las botas en 1984, se convirtió en entrenador y posteriormente en representante en la Cámara de Legisladores en 1995. Su influencia en la promoción y desarrollo del fútbol japonés creció aún más cuando en 1998 asumió el cargo de vicepresidente de la Asociación de Fútbol de Japón (JFA).

Además, fue uno de los representantes en el Comité Organizador del Mundial de 2002, celebrado en Japón y Corea del Sur, demostrando su compromiso con el crecimiento del fútbol en su país.

La figura de Kamamoto va más allá de sus goles. Su legado dejó huellas en la historia, ayudando a posicionar a Japón como una nación delegada en competencias internacionales y a inspirar a generaciones de futbolistas.