Tigre y Platense no lograron marcar en un partido lleno de intensidad y amonestaciones, con altercados entre los jugadores tras el pitido final.

Durante los 90 minutos, los equipos se entregaron al juego, pero la calidad del mismo no estuvo a la altura. La lucha en el campo fue el tema predominante, con numerosas entradas fuertes y muy poco en términos de jugadas claras que amenazaran las porterías.
Platense no logró realizar ningún disparo claro a puerta
En la primera mitad, #Platense no logró realizar ningún disparo claro a puerta, mientras que #Tigre tuvo tres oportunidades claras, aunque ninguna resultó en gol, ya sea por errores en la definición o por la destacada actuación del arquero Cozzani, quien emergió como el mejor jugador del encuentro, a pesar de que su intervención no fue muy exigente.
El primer tiempo estuvo marcado por la dureza, llevando a una distribución de tarjetas amarillas que reflejó la intensidad del juego; de un total de siete amonestaciones en el partido, seis se mostraron en esta primera mitad.
Tigre fue el equipo que tomó la iniciativa y dominó en el terreno, mientras que Platense adoptó un enfoque más defensivo, esperando acciones en el medio campo y hacia atrás.
En el segundo tiempo, el panorama cambió significativamente. Platense decidió arriesgar más, adelantando su línea de juego y presionando más al rival. A pesar de su mayor empuje, el equipo no logró generar situaciones claras que pusieran en aprietos a Zenobio, cuyo primer obligado esfuerzo llegó en el minuto 43 del segundo tiempo.
Más allá del desarrollo del juego, hubo dos sorpresas durante el encuentro. Los jugadores Maroni y Taborda, precisamente aquellos con más habilidad técnica y visión de juego, fueron reemplazados casi simultáneamente, lo cual dejó a ambos equipos con menos dinamismo en el campo.
En un partido donde predominaron las tensiones y el cansancio, este cambio fue notable.
El partido culminó en una explosión de emociones en las entrañas del estadio. Después del pitido final, los jugadores de ambos equipos comenzaron a intercambiar palabras en el vestuario, lo que pudo haber llevado a un tumulto mayor.
La policía tuvo que intervenir para calmar los ánimos y evitar que una discusión se convertiese en una pelea campal.
El resultado, un empate 0-0, se evidenció como uno de esos juegos que se recordará más por la intensidad y la controversia que por las jugadas destacadas o los goles.