Un examen de la crisis futbolística de Brasil a partir de su declive en mundiales y la influencia de las Sociedades Anónimas Deportivas.

La notable distancia en rendimiento entre la selección argentina y la brasileña se enmarca dentro de una crisis profunda que ha afectado a la
Canarinha, tanto a nivel institucional como futbolístico.
Tras la reciente derrota en el Estadio Monumental, las dudas sobre la situación de Brasil se multiplican: ¿cuándo comenzó esta caída interminable? Algunos analistas sugieren que el punto de no retorno podría haberse gestado tras la humillante derrota por 7-1 contra Alemania en el Mundial de 2014, mientras que otros retroceden aún más en la historia, hasta el triunfo en Corea-Japón 2002.
El impacto de la llegada de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) también es parte de la discusión en torno a la actual crisis. Desde aquel famoso 1-7, en el que la conexión entre la selección y su afición se quebró, ningún jugador, ni siquiera el emblemático Neymar, ha logrado restablecer ese vínculo.
Luiz Felipe Scolari, el técnico de esa desgraciada jornada, dejó un legado de desconfianza que parece persistir, ya que desde entonces han pasado cinco entrenadores sin poder revertir la situación.
El cambio de cuerpo técnico más reciente, liderado por Dorival Júnior, es visto como una representación de la decepción en el fútbol brasileño.
En los últimos mundiales, Brasil ha tenido un rendimiento que dista mucho de su gloria pasada, habiendo alcanzado solo los cuartos de final en Rusia 2018 y Qatar 2022, a pesar de haber sido campeón en 2002.
Además, la derrota en la final de la Copa América 2021 contra Argentina en el Maracaná sigue siendo un golpe difícil de procesar para aficionados y jugadores.
La situación es aún más compleja al observar la cantidad de técnicos extranjeros que dirigen en el Brasileirao. De los 20 clubes en la primera división, 9 están bajo la dirección de entrenadores foráneos, lo que añade un elemento más a la crisis de fútbol brasileño.
Sinclair falla un penalti mientras Canadá empata con Nigeria en el partido inaugural de la Copa del Mundo Femenina
Christine Sinclair, la delantera del equipo de Canadá, falló un penalti en el empate 0-0 contra Nigeria en el primer partido de la Copa del Mundo Femenina. La arquera Chiamaka Nnadozie fue clave para el equipo nigeriano al detener el tiro desde el punto penal. A pesar del resultado, el grupo queda abierto para ambos equipos.Este fenómeno es nuevos, ya que pocos años atrás, el liderazgo en los equipos solía estar en manos de técnicos locales. El panorama actual refleja la ausencia de una nueva generación de talentos defensivos. Aparentemente, el déficit en este sector es uno de los más preocupantes para el futuro, especialmente desde que figuras destacadas como Dani Alves y Marcelo se retiraron del escenario internacional.
Desde la promulgación de la Ley de Sociedades Anónimas del Fútbol en 2021, varios clubes han firmado contratos de asociación que permiten inversiones extranjeras.
Esto ha permitido a muchos equipos gastar grandes sumas en repatriar jugadores y atraer nombres importantes, pero ha conducido a una creciente falta de desarrollo de jóvenes talentos.
Por ejemplo, la historia de Vitor Roque, quien fue fichado por el Barcelona por 70 millones de dólares, solo para regresar a Brasil después de una tímida etapa en el Betis, ilustra bien este fenómeno.
Fuera del campo, la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) también enfrenta su propia crisis de liderazgo. A inicios de 2024, el magistrado Gilmar Mendes devolvió el cargo de presidente a Ednaldo Rodrigues tras una serie de turbulencias que amenazaron con aislar a Brasil del fútbol internacional.
La dificultad para encontrar una salida a esta crisis se complica por la presión de la afición, que aún añora los días de gloria. De hecho, la esperanza se aferra a un posible regreso de Neymar, el cual huyendo de las sombras de la mediocridad reciente, podría ser visto como el salvador que la selección brasileña necesita en estos tiempos inciertos.