La mediocampista de Boca Juniors se prepara para ser madre mientras mantiene su pasión por el fútbol. Su historia refleja el desafío de compaginar la maternidad con el deporte profesional.
Camila Gómez Ares, mediocampista del reconocido club Boca Juniors, se encuentra en la dulce espera de su primer hijo, lo que no impide que su amor por el fútbol se mantenga intacto.
Con siete meses de embarazo, Camila se ha propuesto adaptar su rutina de entrenamiento, ya que su gran deseo es regresar rápidamente al campo de juego una vez que su bebé, Lorenzo, llegue a este mundo.
Este miércoles, Boca cerrará la fase de grupos de la Copa Libertadores enfrentando a Academia Integral de Fútbol Femenino de Venezuela.
Para el club, esta competición es fundamental, y aunque la ausencia de su número 10 se siente, el apoyo de su equipo se ha hecho evidente desde el primer momento de su anuncio de embarazo.
Camila ha vestido la camiseta de Boca desde los 18 años, excepto por un breve periodo en la Universidad de Concepción.
Fue durante una de las pretemporadas en el club donde conoció a su actual esposo, Mateo Acosta, un delantero que milita en Estudiantes de Buenos Aires.
El destino les hizo compartir alojamiento en esa concentración, un momento que marcó el inicio de su historia de amor.
En junio, su emocionante noticia se hizo viral cuando compartió con sus compañeras y el cuerpo técnico que estaba esperando un hijo.
La alegría fue palpable, y sus compañeras no pudieron ocultar su felicidad.
Camila recuerda la experiencia con una sonrisa, destacando la espontaneidad del momento y el apoyo que ha recibido de todos a su alrededor.
En una reciente entrevista, Gómez Ares expresó la importancia del acompañamiento durante este proceso: "Sentirme apoyada me permite ser la jugadora que fui y aún aspirar a ser mejor.
Ser madre y deportista de élite es un camino complicado, pero con el respaldo adecuado, es posible alcanzar el máximo potencial". Además, subrayó que este es un camino que todavía está siendo explorado en el fútbol femenino, y que el club Boca ha demostrado ser un referente al respecto, adaptando su entrenamiento para su comodidad.
"Desde el primer momento, el club estuvo a disposición.
Nunca había sucedido algo así aquí, y han sido muy comprensivos.
Espero que esto ayude a establecer un precedente para las futuras jugadoras, para que no enfrenten dificultades como las que otras han tenido en el pasado", comentó.
Camila también compartió algunas reflexiones sobre el impacto que el embarazo ha tenido en su vida profesional: "Al principio me costó aceptar que no podía jugar, pero entendí que esta decisión era lo que siempre había querido.
Además, tengo la tranquilidad de que mi salud y la de mi bebé están garantizadas bajo el cuidado del club.
Agradezco que en esta etapa mi trabajo no ha sido motivo de preocupación".
En cuanto a la futura hinchada de su pequeño, Camila reconoce el dilema que tiene con su esposo.
Aunque el padre de Lorenzo proviene de Ferro, el club del que es hincha, Camila espera que la elección de afición sea libre.
"Hemos charlado sobre de qué equipo será hincha.
Me gustaría que fuera de Ferro, pero será su decisión al final", concluyó.
La historia de Camila Gómez Ares es un reflejo del desafío que enfrentan muchas deportistas en la actualidad, donde la maternidad y el deporte pueden coexistir sin tener que renunciar a una de las dos pasiones.