San Lorenzo y Platense sorprendieron a casi todos al clasificar entre los cuatro mejores del Torneo Apertura, enfrentándose en una histórica semifinal. Ambos equipos, con circunstancias y estilos muy distintos, aspiran a alcanzar la final y seguir haciendo historia en el fútbol argentino.

Pocas veces en la historia reciente del fútbol argentino los equipos considerados más modestos logran avanzar en instancias tan cruciales como las semifinales del Torneo Apertura.
Este año, San Lorenzo y Platense lograron esa hazaña, dejando atrás a rivales favoritos y sorprendiendo a propios y extraños. La final, que se disputará el próximo domingo 1 de junio en Santiago del Estero, en el estadio Único Madre de Ciudades, promete ser un duelo lleno de historia y emoción.
El escenario se prepara en el llamado Nuevo Gasómetro, donde ambos equipos buscarán dar un paso más en su camino hacia la gloria. A pesar de los obstáculos institucionales y la presión externa, San Lorenzo, que terminó en la cuarta posición de la zona B del torneo, se presenta con un grupo motivado y con experiencia en estas instancias.
Mientras tanto, Platense, que finalizó en la sexta posición de la clasificación general a 11 puntos de Rosario Central, ha venido demostrando que en el fútbol, la fe y la trabajo en equipo pueden superar cualquier pronóstico.
San Lorenzo atravesó una temporada marcada por dificultades internas y momentos difíciles en su historia reciente. El club, que fue fundado en 1908 y que ha sido uno de los pilares del fútbol argentino, hoy se encuentra en una fase de recuperación institucional y deportiva.
Con un plantel que combina veteranía y juventud, el equipo dirigido por Miguel Ángel Russo ha sabido capitalizar su experiencia para avanzar en un torneo donde muchos lo daban por eliminado después de un comienzo irregular.
Por el lado de Platense, el equipo que tiene profunda raíz en la zona Norte del Gran Buenos Aires, el camino hacia la semifinal fue aún más heroico.
Bajo la dirección técnica de Favio Orsi y Sergio Gómez, los calamares han sabido sostenerse con una defensa sólida y una estrategia de juego basada en el orden y la contención.
En octavos de final, vencieron a Racing de Córdoba en condición de visitante, en un partido que muchos consideran uno de los más destacados de la temporada por el nivel de entrega y organización.
Además, en los cuartos de final lograron una hazaña al eliminar a River Plate en el Estadio Monumental, uno de los templos del fútbol argentino, tras ganar 1-0 en la cancha y posteriormente definir desde los penales.
Esa victoria, considerada histórica por el propio plantel, reforzó aún más la confianza del equipo en sus capacidades.
Desde una visión táctica, San Lorenzo apuesta por un esquema pragmático, aprovechando las fortalezas de su sólida línea defensiva con Jhohan Romaña y Gastón Hernández, complementados por la experiencia del mediocampo con Iker Muniain, y la potencia de Andrés Vombergar en ataque.
La mentalidad del entrenador Russo se basa en la paciencia con la posesión y la búsqueda de espacios en el rival, características que han sido fundamentales en sus recientes triunfos.
Por el lado del Calamar, su estilo de juego está claramente basado en la disciplina y el trabajo colectivo. La dupla técnica, formada por Orsi y Gómez, ha logrado crear un grupo con fuerte identidad, donde el capitán Ignacio Vázquez y el mediocampista Leonel Picco destacan por su liderazgo y entrega.
Con un esquema que prioriza la defensa y la contraataque, Platense busca sorprender en cada oportunidad y aprovechar su buen momento en estas fases decisivas.
El partido será muy cerrado, con una tendencia a que ambos equipos ceden la iniciativa y buscan aprovechar los errores del adversario. La clave puede estar en el primer gol, que podría definir la postura de cada uno en el campo. Sin embargo, en un deporte imprevisible como el fútbol, cualquier cosa puede suceder.
El público y la historia estarán presentes en esta tarde de domingo. La hinchada de San Lorenzo en Bajo Flores y la de Platense en Vicente López llenarán de pasión cada rincón del estadio. Ambos equipos sueñan con levantar la copa y poner en sus vitrinas un logro que puede ser considerado uno de los más importantes en su historia reciente, marcando un antes y un después en sus respectivas trayectorias.