El arquero paraguayo de 25 años, considerado históricamente un arquero con poca eficacia en penales, logró detener su primer penal en su carrera y ayudó a San Lorenzo a avanzar a las semifinales del Torneo Apertura tras vencer en una tanda de penales a Argentinos Juniors.

Orlando Gill, el portero paraguayo de 25 años que en su carrera había enfrentado un total de 17 penales sin lograr detener ninguno, logró romper esa estadística en un momento clave y ayudó a San Lorenzo a avanzar a las semifinales del Torneo Apertura 2025.
Este arquero, que tenía una historia de poca precisión en la atajada de penales, consiguió su primer bloqueo en una serie decisiva y contribuyó a la clasificación del equipo en un partido muy disputado contra Argentinos Juniors.
El encuentro, que terminó igualado 1-1 en los 90 minutos, fue especialmente tenso y emotivo. Tras unos primeros minutos de estudio y lucha física, la ofensiva de Argentinos intentó imponer su juego dinámico y agresivo, mientras que San Lorenzo se respaldó en una sólida estructura defensiva, típica del estilo de juego implementado por el entrenador Miguel Ángel Russo.
La batalla en el medio campo fue dura, marcada por varias interrupciones y algunos amonestados, que reflejaron la intensidad del enfrentamiento.
En la primera parte, Argentinos Juniors, con una propuesta ofensiva y con mucha movilidad, buscaba abrir el marcador, aunque sin éxito claro. La mejor oportunidad del equipo local fue un remate de Báez que fue respondido por el arquero Gill, que se mostró seguro en ese intento. Por su parte, San Lorenzo apostó a la paciencia y al contragolpe, con un destacado nivel del mediapunta vasco Iker Muniain, quien generó varias aproximaciones peligrosas.
El gol llegó para San Lorenzo en el minuto 55, en una acción que empezó con Muniain, quien centró desde la derecha, y la peinada de Vombergar resultó en un cabezazo perfecto para poner el 1-0.
Vombergar, que se convirtió en el máximo goleador del torneo con 10 tantos, además anotó el gol que significaba el 500° en la historia del Torneo Apertura.
La alegría del conjunto azulgrana fue efímera, ya que Argentinos no se rindió y en la última jugada del partido, en el minuto 95, Tomás Molina consiguió un cabezazo que empató el encuentro, forzando la definición por penales.
Los penales, por su parte, fueron una historia aparte. Argentinos Juniors, que en la fase regular había mostrado un poder goleador, dejó en evidencia cierta fragilidad en esta tanda. Sin embargo, San Lorenzo, con una estrategia conservadora, logró una eficacia estrecha y, contra todo pronóstico, el arquero Orlando Gill mostró por primera vez en su carrera su capacidad para detener un penal.
En el penalty decisivo, Gill se lanzó a la izquierda y logró tapar el disparo de Maxi Romero, asegurando la clasificación del Ciclón.
Este hecho es especialmente relevante si se tiene en cuenta la historia del arquero, quien, antes de este partido, había enfrentado a 17 penales sin detener ninguno y era considerado un arquero con poca presencia en las atajadas en estos momentos clave.
La victoria en la tanda de penales marca un antes y un después en su carrera, además de ser un giro importante para las aspiraciones del equipo en este torneo.
Desde una perspectiva histórica, la tanda de penales se ha convertido en uno de los momentos más dramáticos del fútbol sudamericano. Equipos como San Lorenzo y Argentinos Juniors tienen una larga tradición en definir sus partidos de esta forma en encuentros decisivos. La historia reciente del fútbol en Argentina también muestra que en los últimos años, la capacidad de los arqueros para detener penales ha sido un factor determinante en campañas de éxito.
El resultado deja a San Lorenzo entre los cuatro mejores del torneo y en busca de un lugar en la final, un objetivo que solo parece alcanzable con actuaciones memorables como la de Gill.
La próxima fase enfrentará a los peninsulares con River o Platense, en un duelo que promete emociones y que pondrá a prueba también la resistencia mental de los arqueros y la efectividad de los penales.
El torneo continúa en un contexto de gran competitividad, en el que cada acción se valora como una oportunidad para dejar huella, y en especial los arqueros tienen ahora la oportunidad de demostrar que pueden ser decisivos en los momentos de máxima presión.
La clasificación de San Lorenzo, con una tanda de penales inolvidable, será recordada en las historias del fútbol argentino como un ejemplo de perseverance y sorpresa en la competencia.