La dirigencia arbitral en Argentina prepara cambios en su estructura con la incorporación de Fernando Rapallini como instructor técnico, en un movimiento estratégico que podría afectar la organización interna y el liderazgo de Federico Beligoy.

La situación interna del arbitraje en el fútbol argentino atraviesa un momento de transformación profunda que, en el corto plazo, podría alterar la estructura de poder y las responsabilidades dentro del Colegio de Árbitros de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).
Federico Beligoy, quien desde 2018 ocupa la posición de responsable máximo del arbitraje nacional, enfrenta en los últimos tiempos cuestionamientos relacionados con la transparencia en las designaciones y sanciones, además de estar envuelto en negociaciones que buscan fortalecer su gestión.
El lunes próximo, el secretario general de la Asociación Argentina de Árbitros (AAA) y también en funciones en la AFA, anunciará la incorporación de Fernando Rapallini como nuevo instructor técnico, un movimiento que podría marcar un antes y un después en la estructura del arbitraje del fútbol argentino.
Aunque en un principio circulaban versiones que indicaban que Rapallini sucedería a Beligoy en el cargo, lo cierto es que asumirá un rol de formación y capacitación, fortaleciendo la parte técnica que, hasta ahora, ha estado en manos del actual coordinador, Ángel Sánchez.
Este cambio no solo implica una rotación en los roles, sino también una estrategia para mejorar la calidad de las decisiones arbitrales. La incorporación de Rapallini, quien acumula una vasta experiencia tanto en partidos nacionales como internacionales, busca potenciar la labor de los árbitros a través de una formación especializada y el uso de herramientas modernas, en línea con la tendencia global de profesionalización del arbitraje.
El árbitro platense, de 41 años, ha sido una pieza clave en el desarrollo del arbitraje argentino en los últimos años. Desde su debut en Primera División en 2011, dirigió más de 350 partidos y tuvo participación en eventos internacionales de gran prestigio, incluyendo su papel en la Eurocopa 2021 y el Mundial de Qatar 2022, siendo el primer sudamericano en hacerlo en la historia de estos torneos.
Su experiencia en árbitros en el exterior y su trabajo en la implementación del VAR en ligas remotas en países como Arabia Saudita, donde fue asesor del comité arbitral, lo posicionan como una figura que puede aportar soluciones modernas y efectivas.
Históricamente, la estructura del arbitraje en Argentina se ha caracterizado por una bipolaridad en la gestión, con roles políticos y técnicos divididos.
Durante la gestión de Julio Grondona en la Asociación del Fútbol Argentino, por ejemplo, existía un doble mando que generaba roces internos y decisiones poco transparentes.
La llegada de Jorge Romo, y posteriormente la de otros referentes como Ángel Coerezza, Juan Carlos Loustau y Horacio Elizondo, fue parte de un proceso de profesionalización que buscaba apartar el arbitraje de intereses políticos.
El cambio en la estructura actual podría replicar en parte aquella lógica, con una mayor inversión en capacitación técnica y un fortalecimiento del cuerpo arbitral desde la base.
La relación entre el aspecto técnico y la toma de decisiones institucionales será clave en los próximos meses, ya que Beligoy, en su rol de autoridad máxima, continuará en funciones, pero con un mayor peso político y en la toma de decisiones sobre designaciones y reclamos.
Por su parte, la interna por el liderazgo en el arbitraje parece encaminada a un proceso de renovación, en el cual Rapallini jugará un rol importante.
El objetivo es reducir errores y mejorar la percepción del arbitraje ante dirigentes y público, en un momento en que la transparencia y la profesionalización son más necesarias que nunca para mantener la credibilidad del fútbol argentino en el escenario internacional.