Descubre cómo es la vida en el paddock de la Fórmula 1 durante un Gran Premio, desde el acceso hasta el ambiente exclusivo que lo rodea.

La vibrante emoción de la Fórmula 1 se vive intensamente durante los cuatro días que conforman cada Gran Premio, un periodo exclusivo donde el paddock se convierte en un microcosmos de actividad y glamour.

En menos de 100 horas, este entorno, que el mundo entero ha llegado a conocer gracias a series como 'Drive to Survive', se arma y desarma para trasladarse al siguiente destino.

A través de la experiencia vivida en el Autódromo José Carlos Pace, se desvela cómo se accede y qué sucede detrás de las escenas en este evento tan esperado por los aficionados.

Para ingresar al paddock, la primera y única puerta de acceso exige una credencial especial.

Todo el mundo, desde los empleados de las escuderías hasta los periodistas, debe presentar una identificación que ofrezca acceso.

Esto incluye a los propios pilotos, quienes deben escanear una tarjeta con QR que contiene su información personal.

Esto garantiza la seguridad y exclusividad del ambiente, algo fundamental en la Fórmula 1.

Una vez dentro, se encuentra un pasillo largo que conecta a los distintos equipos, ubicados atendiendo a su posición en el Campeonato de Constructores de este año.

Por ejemplo, los equipos Red Bull están al final del pasillo, y para llegar a ellos, es necesario pasar por los garajes de Aston Martin, McLaren, Ferrari y Mercedes.

Si se opta por el lado izquierdo, se puede acceder a los equipos como Alpine, Williams, Alpha Tauri, Sauber y Haas.

Siguiendo el camino hacia el pitlane, los asistentes se sumergen en una zona donde los autos, mecánicos e ingenieros trabajan con la más alta tecnología.

En este sector, el acceso está restringido, y solo se permite el ingreso a aquellos con las acreditaciones adecuadas, especialmente cuando se acerca el momento de inicio de la carrera.

El domingo es el día más concurrido, mientras que el jueves, conocido como el Media Day, se destina a conferencias de prensa y encuentros con sponsors.

Es un día donde se requieren muchos acuerdos previos con los jefes de prensa de los equipos.

Un detalle curioso es que, en San Pablo, los baños están ubicados estratégicamente en ambos extremos del paddock.

Es habitual que los fans tengan un vistazo fugaz de los 20 pilotos mientras se dirigen a esos espacios.

Esta intimidad, que permite encuentros inesperados, añade un atractivo único al ambiente.

Fuera de los equipos, la presencia de la Fórmula 1 y Pirelli se hace evidente en el paddock.

Las casas son similares, identificadas por gráficos distintivos en las paredes.

En el exterior, hay áreas de descanso con mesas y televisores que transmiten las acciones del fin de semana, además de un servicio de bebidas de cortesía.

Al traspasar la entrada al hospitality, los estándares de comodidad se elevan, con opciones de buffet y áreas de recepción que varían en tamaño.

Otra de las peculiaridades del paddock de Brasil es el restaurante autogestionado que ofrece platos locales, como la famosa feijoada, y cuenta con música en vivo durante las carreras.

Además, hay varios stands donde se pueden encontrar frutas y helados típicos, creando un ambiente festivo y ameno.

Durante los días de carrera, la atmósfera se transforma, pasando de un entorno exclusivo a la euforia palpable que acompaña el evento.

El glamour del paddock se contrasta con la cruda realidad de la competencia, donde los mecánicos intensifican su labor justo después de la carrera.

Una vez finalizada la jornada, todo el material se desmantela rápidamente, marcando el final de una experiencia única que se repite en cada Gran Premio alrededor del mundo, antes de que la caravana de la F1 se prepare para el próximo destino.