El talentoso mediocampista argentino, admirador de Riquelme, vuelve a destacar en el fútbol olímpico, aportando a la victoria del equipo en su partido ante Irak.

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Ezequiel Agustín Fernández, conocido cariñosamente como "Equi", ha dejado una huella imborrable en el fútbol olímpico, deslumbrando a todos con su talento natural.

Originario del barrio Santa Brígida en San Miguel, su modo de jugar evoca un estilo distintivo: un andar entrecortado pero seguro, donde cada pase y cada intervención lucen como arte.

En su última aparición, el joven mediocampista encontró su camino hacia el gol con un espectacular disparo zurdo que selló la victoria de Argentina por 3-1 sobre Irak en la segunda jornada del Grupo B de los Juegos Olímpicos en Lyon.

Desde sus inicios en Boca Juniors, donde ha disputado 67 partidos y marcado solo dos goles, su capacidad para llegar a la portería rival ha estado bajo la lupa.

Sin embargo, durante este encuentro mostró clara mejoría al estar en constante búsqueda de oportunidades que le permitieran marcar.

El futbolista de 22 años no fue parte del once inicial en el debut contra Marruecos, pero su regreso fue celebrado por todos, incluido el entrenador Javier Mascherano, quien lo calificó como un jugador "especial y fundamental". La influencia de Fernández fue evidente: con 105 toques, 12 recuperaciones y 81 pases completos, su presencia en el campo catapultó el rendimiento de sus compañeros Cristian Medina y Thiago Almada.

La victoria era crucial, y el entusiasmo en el equipo argentino se notó. Sin embargo, el propio Fernández señaló que el equipo debió haber anotado más goles, advirtiendo que la diferencia de goles es esencial para la clasificación a las instancias finales.

Durante el partido, se hizo sentir con su juego, y sus estadísticas demuestran que se convirtió en el pilar del equipo en el mediocampo, compartiendo el rol con Santiago Hezze.

El ambiente alrededor de Fernández es muy particular.

Fuera del estadio, un aficionado español, que había residido en Argentina, expresó su preocupación por que Fernández no se desvincule de su club para ir a jugar a Arabia Saudita, sugiriendo que su carrera se arruinaría en un fútbol de menor categoría y competitividad.

La posibilidad de un traspaso millonario, aunque tentadora, parece incomprensible para muchos, quienes argumentan que su talento merece desenvolverse en ligas más prestigiosas.

Su actuación en Lyon recuerda el legado de Diego Maradona y su famoso gol en el Mundial de 1994.

Sin embargo, también hay críticas que Fernández ha de afrontar.

Su timidez le ha provocado salir del campo sin responder preguntas, algo que podría interpretarse como falta de profesionalismo.

Pero después de todo, la esencia de Equi brilla con fuerza en el terreno de juego y su deseo de obtener medallas doradas en el pecho lo lleva a esforzarse al máximo.

Ezequiel Fernández, el joven fanático de Riquelme, está aquí y dispuesto a dejar su huella en la historia del fútbol.