El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, fue ovacionado por el público en UFC 309, donde Jon Jones se coronó campeón.
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, fue recibido con una estruendosa ovación por parte de los asistentes al evento UFC 309, celebrado el pasado sábado en el legendario Madison Square Garden.
La velada, que tuvo como combate principal la victoria por nocaut técnico del ilustre campeón de peso pesado, Jon Jones, sobre Stipe Miocic, se convirtió en un espectáculo no solo deportivo, sino también político, con la presencia destacada de Trump.
Con un fervor palpable, la multitud se puso de pie al ver entrar al nuevo mandatario, quien disfrutó del evento junto a Dana White, presidente de UFC. Ambos se encaminaron a sus asientos al son de 'American Bad Ass', interpretada por Kid Rock.
La organización UFC presentó una serie de vídeos que documentaban el camino de Trump hacia la recuperación de la Casa Blanca, titulado 'El gran regreso en la historia de Estados Unidos'. A medida que el video llegaba a su fin, Trump, vistiendo una corbata roja, levantó el puño en señal de victoria.
Además de White, Trump estuvo acompañado por Elon Musk, reciente designado para encabezar un nuevo departamento del gobierno, y Mike Johnson, líder de la Cámara de Representantes.
Asimismo, Robert F. Kennedy Jr., propuesto para ser secretario de Salud, también hizo acto de presencia.
Las imágenes mostraron a Trump disfrutando del evento, aplaudiendo los triunfadores de las luchas y participando en conversaciones con personalidades del espectáculo, como el cantante de country Jelly Roll.
La multitud, enfervorizada, vitoreaba '¡USA! ¡USA!' cada vez que Trump era mostrado en las pantallas del recinto, edificado en Nueva York, ciudad que ha sido parte integral de su vida personal y profesional.
Después de un año de demoras, Miocic tuvo su oportunidad de recuperar el título de campeón de peso pesado, enfrentándose nuevamente a Jones, quien ya había demostrado su habilidad superior en las primeras rondas, finalizando el combate con una patada decisiva en el tercer asalto.
Esto llevó a una emotiva celebración donde el vencedor incluso realizó un baile en estilo Trump, arrancando sonrisas de quienes lo rodeaban.
Desde hace largo tiempo, Trump ha sido un ferviente aficionado de la UFC, asistiendo frecuentemente a sus eventos y promoviendo una imagen de machismo en su campaña política, algo que resuena entre sus seguidores.
Durante su época como presidente, su conexión con el mundo de las artes marciales mixtas se volvió más fuerte, haciendo del evento un lugar ideal para reforzar su imagen ante una multitud apasionada.
Volver al Madison Square Garden no solo representó un acto político, sino también una oportunidad para Trump de reencontrarse con sus raíces en Nueva York, antes de su mudanza a florida.
A pesar de una agenda que incluye reuniones con el actual presidente Joe Biden y el liderazgo republicano, Trump ha hecho de Mar-a-Lago su base principal como presidente electo.
El club ha sido escenario de aclamadas celebraciones y eventos conservadores a lo largo de esta semana.
Finalmente, la relación entre Trump y Dana White ha evolucionado a lo largo de más de dos décadas, consolidando una asociación que se refleja en su asistencia a eventos como UFC 309. Desde su primera colaboración en 2001 en Atlantic City, ambos han compartido escenarios importantes en el ámbito deportivo y político, convirtiendo este acontecimiento en un claro ejemplo del entrelazamiento de ambos mundos, en el que la UFC no solo se ha beneficiado del protagonismo de Trump, sino que también se ha convertido en un soporte significativo para su imagen.