Accidentes marinos durante la tradicional regata en Australia dejan un saldo trágico de dos fallecidos y un herido, mientras se investiga la seguridad de la competición.
La tradicional regata que une las ciudades australianas de Sidney y Hobart, una de las competiciones de navegación más emblemáticas del mundo, comenzó con una tragedia que ha conmovido a la comunidad.
En medio de una feroz tormenta, dos participantes perdieron la vida y un tercero tuvo que ser rescatado del agua tras sufrir un accidente.
Las muertes, que se registraron en distintas embarcaciones, ocurrieron debido a incidentes relacionados con la **botavara**, una parte fundamental del barco que sujeta la vela al mástil.
David Jacobs, comodoro del Club de Yates de Crucero de Australia, declaró que la organización está devastada por lo sucedido.
"Es un momento muy difícil para todos nosotros", expresó en una rueda de prensa donde prometió llevar a cabo una investigación exhaustiva sobre las circunstancias de los accidentes, que se produjeron durante la noche del jueves y la madrugada del viernes.
Según los informes iniciales, las condiciones climáticas eran muy complicadas, con vientos fuertes que desafiaron a los competidores.
Los fallecidos, de 55 y 65 años, sufrieron accidentes a minutos de diferencia, el primero ocurriendo justo antes de la medianoche y el segundo un par de horas después.
La policía local, representada por el superintendente Joe McNulty, indicó que ambos incidentes ocurrieron mientras los regatistas intentaban cambiar las velas, un procedimiento que puede ser arriesgado en condiciones severas.
"La botavara se movía con mucha fuerza y esto pudo causar los trágicos accidentes", aclaró McNulty.
Además, se reportó que en el segundo incidente un tripulante resultó herido, con una fractura en un hombro.
Uno de los casos más impactantes fue el del capitán Luke Watkins, que estuvo muy cerca de convertirse en otra víctima fatídica.
Tras caer al agua debido a una ola gigante a unas 50 millas náuticas de la costa, logró sobrevivir gracias a su capacidad de mantener la calma y su determinación por regresar a su familia.
"Pensé: 'Este no es mi final'", comentó, reflejando la angustia que sintió mientras luchaba por permanecer a flote.
A pesar del trágico inicio y la decisión de cerca del 20% de los barcos de retirarse, Jacobs defendió la continuidad de la regata, afirmando que es una responsabilidad de cada patrón decidir si deben continuar o no.
"Una vez que la regata empieza, es fundamental que el capitán evalúe la seguridad de sus tripulantes", explicó.
El evento, que se remonta a 1945, se ha convertido en un símbolo del deporte náutico australiano y su reciente historia está marcada por alegrías y tragedias.
Este año, la regata comenzó el 26 de diciembre, con un recorrido de 630 millas náuticas (aproximadamente 1,166 kilómetros) alineando a los yates para completar el desafiante trayecto hacia Tasmania.
El primer ministro australiano, Anthony Albanese, también extendió sus condolencias a las familias afectadas, describiendo la pérdida de vidas en un evento que debería celebrarse con alegría como algo desgarrador.
La comunidad náutica y toda Australia se unen en el luto por esta tragedia que deja una marca indeleble en la memoria de todos los que participan en esta emblemática regata.