A sus 15 años, Rana Saadeldin se convierte en la primera mujer sudanesa en nadar los 100 metros estilo libre en unos Juegos Olímpicos, representando a un país sumido en un conflicto civil.

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Rana Saadeldin, una joven nadadora de tan solo 15 años, ha hecho historia al convertirse en la atleta más joven en representar a Sudán en los Juegos Olímpicos.

Su participación en París 2024 tiene un significado especial, considerando que Sudán enfrenta una compleja guerra civil desde hace más de un año.

La joven nadadora ha expresado su orgullo por competir y ser la primera mujer sudanesa en nadar los 100 metros estilo libre en unos Juegos, una hazaña que resalta el talento y la determinación de los deportistas sudaneses.

"Soy la primera mujer sudanesa en nadar los 100 metros estilo libre en los Juegos", declaró Saadeldin a la agencia EFE, quien también destacó que su país cuenta con nadadores excepcionales.

A pesar de que su participación en el evento olímpico estuvo alejada de los estándares de las potencias del deporte, la joven mejoró sus propias marcas anteriores, logrando un tiempo de 1:04.72, mejor que sus registros en competiciones previas en Fukuoka y Doha.

Sin embargo, esto la colocó en el puesto 29 y fuera de las semifinales, que fueron dominadas por la sueca Sarah Sjoestroem.

La deportista, hija de migrantes de los Emiratos Árabes Unidos, no se dejó desanimar por su posición final.

"Estar aquí ya es un gran logro para mí", comentó, emocionada por la oportunidad de representar a su nación.

Desde temprana edad, comenzó a nadar a los tres años siguiendo el consejo de su padre, quien trabajaba en barcos y quería que sus hijos aprendieran a sobrevivir en el agua.

A los cinco años, Saadeldin ya estaba entrenando y a los ocho, compitiendo.

Su dedicación al deporte es notable, nadando de dos a tres horas diarias con el firme objetivo de mejorar.

A pesar de su éxito en los deportes, el trasfondo de su historia es preocupante.

Desde abril de 2023, Sudán ha estado sumido en un conflicto armado entre el Ejército y fuerzas paramilitares, causando miles de muertes y millones de desplazados.


Durante la inauguración de los Juegos, la joven se unió a otros atletas sudaneses, vistiendo atuendos que celebran su cultura, aunque es un recordatorio triste de que ninguno de ellos habita actualmente en Sudán debido a la guerra.

A pesar de las adversidades, Rana se siente orgullosa de representar a un país que carece de apoyo para sus nadadoras.

"No hay muchas chicas que naden en Sudán.

Ser una de las pocas que está en los Juegos Olímpicos es increíble", afirma.

Saadeldin se encuentra en medio de una experiencia única, pues ha tenido la oportunidad de conocer a diversos atletas reconocidos y disfrutar de las instalaciones olímpicas en París.

Su inclinación hacia el deporte y la competición es evidente.

Su entrenador, Anis, resalta su compromiso y motivación.

Aunque Rana sueña con conseguir una medalla, sabe que su tiempo para brillar en los Juegos Olímpicos podría llegar más tarde, apuntando a los Juegos de 2028 como el gran objetivo.

La historia de Rana Saadeldin no solo marca un hito en la historia deportiva de su país, sino que también refleja el espíritu resiliente de una nación que, a través del deporte, intenta recordar su identidad y sus logros a pesar de los conflictos actuales.

Sudán debutó en los Juegos Olímpicos en 1960 y apenas cuenta con una medalla de plata, obtenida en 2008 por Ismail Ahmed Ismail en los 800 metros.

Con su participación, Rana ya ha dejado una huella imborrable en la historia del deporte sudanés, y su entusiasmo por competir resuena más allá de los resultados.

"¡Son los Juegos Olímpicos, es una oportunidad única en mi vida!", concluyó con una sonrisa.