El argentino José María López sorprendió en su inesperado retorno a las 24 Horas de Le Mans, demostrando un gran manejo y estando cerca de la victoria.
En su vuelta inesperada a la categoría Hypercar, el piloto argentino José María López dio una clase de manejo en la edición 92ª de las 24 Horas de Le Mans.
Conducía el auto N°7 del Toyota Gazoo Racing, compartiendo equipo con el neerlandés Nick de Vries y el japonés Kamui Kobasyashi.
A pesar de la intensa lluvia, López estuvo muy cerca de dar el golpe y quedarse con la victoria, pero finalmente la carrera fue para la Ferrari AF Corse N°50, con el danés Nicklas Nielsen al volante y el español Miguel Molina y el italiano Antonio Fuoco celebrando en boxes.
Esta fue la segunda victoria consecutiva para la escudería de Maranello en la prestigiosa competencia de resistencia.
El mal clima fue el gran protagonista de la carrera, con precipitaciones constantes que obligaron al coche de seguridad a estar en pista durante más de cuatro horas por la noche.
A pesar de ello, López destacó con un gran papel y logró pasar al frente en un momento crucial, cuando el coche español tuvo que hacer una parada no planificada en boxes por un problema de cerradura a falta de una hora y 42 minutos para el final.
A pesar de la presión, el argentino supo mantener la distancia con el Toyota híbrido rival, aprovechando nuevamente la lluvia para asegurar su posición.
José María López demostró una vez más su talento y su experiencia en las competencias de resistencia, dejando en claro que sigue siendo un piloto de alto nivel.
Su regreso a las 24 Horas de Le Mans fue, sin duda, todo un espectáculo que mantuvo en vilo a los aficionados al automovilismo de todo el mundo.