La historia de Franco Tenaglia es un ejemplo de supervivencia, resistencia y perseverancia. Desde sus inicios en Burzaco hasta su sueño de convertirse en campeón mundial de artes marciales, atravesó peligros, ilegalidades y penurias para lograr su objetivo. Con un pasado marcado por la violencia y la mafia, y un presente que busca consolidarse en las mejores ligas de combate, Tenaglia aspira a llegar a la UFC, con el apoyo de reconocidos mentores y un espíritu indomable.

Ésta es la historia de Franco Tenaglia, un peleador argentino que sueña con convertirse en el mejor del mundo pese a un pasado lleno de dificultades.
Franco nació en el barrio 'El Gaucho', en Burzaco, una localidad del Gran Buenos Aires, donde la vida en las calles no perdona. Desde muy joven, tuvo que aprender a pelear por su supervivencia, enfrentándose a la violencia, la pobreza y las dificultades familiares. Criado junto a su hermana menor, su madre, una mujer trabajadora y sola, hizo malabares para que no le faltara lo básico. A los 10 años, ya entrenaba en gimnasios de #boxeo y kickboxing, #deportes que serían su pasión y su vía de escape.
A los 15, la situación económica lo llevó a vender marihuana para ayudar a su familia y juntar dinero para emigrar a Europa en busca de mejores oportunidades.
Logró partir a los 18 años, pero no sin pagar un alto precio. En su trayecto, formó parte de la mafia albanesa durante cinco años, una experiencia que casi le cuesta la vida. Una vez, en Frankfurt, Alemania, fue arrestado por estar involucrado en actividades ilegales relacionadas con plantas de marihuana y tráfico de drogas.
La justicia alemana lo condenó a dos años, aunque salió tras cumplir ocho meses por buen comportamiento.
Durante su tiempo en prisión, tuvo que adaptarse a una rutina que, si bien fue dura, también le sirvió para reflexionar. Compartía celda y hasta baño con otros presos, y en aquel entonces juró que no volvería a Argentina hasta ser campeón del mundo. Su determinación era tan fuerte que, tras su liberación, durmió en una mezquita en la que convivía con refugiados de Siria y Afganistán, en su afán por mantenerse alejado de las calles y la peligrosidad.
En su largo recorrido, Franco enfrentó obstáculos que pocos podrían superar. La falta de papeles y recursos lo obligaron a realizar peleas clandestinas en clubes en el medio de la noche, en peleas sin reglas, en donde ganó notoriedad en ciudades como Cardiff, en Gales.
Allí, gracias a su nivel técnico y su agresividad natural, logró cubrir gastos y obtener apoyo para regularizar su situación migratoria.
Su historia estuvo marcada por momentos críticos, como la pelea que le costó la mandíbula y le dejó secuelas físicas importantes. Sin embargo, sostuvo su sueño de ser profesional, juró no volver a su Argentina natal hasta conquistar los títulos mundiales, y lo logró. Volvió a su país con dos cinturones en su haber, un logro que pocos en su historia alcanzaron después de tanto sacrificio.
Su pasado oscuro incluyó trabajos para la mafia en Londres, donde realizó transportes ilegales y cultivó marihuana en operaciones peligrosas que casi le cuestan la vida.
En uno de esos enfrentamientos, fue atropellado por un vehículo y estuvo hospitalizado más de dos semanas. Pese a esas experiencias, su espíritu no decayó y continuó luchando con más fuerza.
Franco busca dar el salto definitivo a la élite mundial de los deportes de contacto
Hoy, a sus 28 años, Franco busca dar el salto definitivo a la élite mundial de los deportes de contacto. Tiene en mente pelear en la #UFC en 2026, con la convicción de que su estilo y su historia lo harán destacar en un mercado que valora la historia, el carácter y la entrega.
Sus conexiones con figuras como Conor McGregor, quien le brindó consejos y apoyo, son un testimonio de su crecimiento y su visión de futuro.
Su metodología incluye meditaciones, análisis de su pasado y una preparación física y mental que refleja su carácter indomable. Peleando por amor a sus seres queridos y por su propia libertad, Franco quiere demostrar que, a pesar de todo, es posible salir adelante si uno tiene fe, pasión y mucha garra.