Los integrantes del equipo argentino que ganó la medalla de oro en Atenas 2004 celebran su aniversario con un viaje lleno de actividades en Mendoza.

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Rafting, pádel, trekking y catas de vino fueron solo algunas de las actividades que disfrutó la Generación Dorada del básquetbol argentino, un grupo que ha dejado una huella imborrable en la historia del deporte nacional.

Esta celebración se llevó a cabo en la provincia de Mendoza, con motivo del 20 aniversario de su histórica victoria en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.

Los 12 miembros del equipo, que en la actualidad tienen entre 42 y 53 años, se reunieron para recordar los momentos de gloria vividos hace dos décadas.

El viaje, que duró cinco días, tuvo lugar en un ambiente de camaradería y nostalgia, sin la presencia de familiares ni del cuerpo técnico liderado por Rubén Magnano.

Esta escapada se convirtió en un merecido homenaje a su legado deportivo.

Aloyados en el boutique hotel La María, en Chacras de Coria, compartieron suites dobles donde intercambiaron historias de sus pasos por el básquet profesional.

Para comenzar las celebraciones, disfrutaron de un almuerzo en Angélica Cocina Maestra, un restaurante reconocido por sus precios elevados, donde el menú se caracteriza por la fusión de sabores locales y un servicio de alta calidad, todo bajo la dirección de Alejandro Vigil, apodado el 'Messi del vino'. Este restaurante está ubicado dentro de la bodega Catena Zapata, famosa por su impresionante arquitectura.

La cena continuó en Zonda, un lugar galardonado con dos estrellas Michelín, donde la experiencia gastronómica se centró en la cocina fina y en productos autóctonos.

Durante su estancia, los exjugadores realizaron deportes al aire libre, disfrutando de días soleados y vistas espectaculares de la cordillera de los Andes.

Una de las actividades más emocionantes fue el rafting en Potrerillos, donde enfrentaron rápidos de Clase III y IV en el río Mendoza.

El martes, además de las actividades acuáticas, el equipo saboreó el tradicional asado argentino y empanadas locales.


La experiencia culinaria fue un deleite, ya que también degustaron vinos de bodegas prestigiosas.

La noche siguiente, las parrillas de La Cabrera en el hotel Hualta ofrecieron cortes de carne madurada que complementaron la excelente selección de vinos de Huentala Wines.

En un gesto simbólico y significativo, la Bodega Otronia obsequió un cuadro homenaje al equipo, que celebra su triunfo en Atenas.

Este gesto, coordinado por Pablo Aranda, fue muy bien recibido, y cada jugador recibió una réplica del mismo, lo que llevó a preguntarse sobre el futuro del cuadro original.

A medida que avanzaba la semana, el grupo se dedicó al pádel, deporte que ha ganado popularidad en Argentina, inaugurando el complejo H Club en Maipú, evitando así el baloncesto de manera simbólica.

Además, en la Bodega El Enemigo, se dieron a la tarea de elaborar sus propios blend de vino, llegando a experimentar con diversas variedades.

El trekking por la precordillera culminó la semana, donde ascendieron un cerro de 3.600 metros de altura en Vallecitos, como cierre de un viaje lleno de risas, anécdotas y celebraciones.

Este regreso a las actividades al aire libre sirvió para fortalecer aún más los lazos que unen a este grupo, que más allá de los logros deportivos, es un ejemplo de amistad y camaradería.

A pesar de la intimidad del viaje, algunos fanáticos no perdieron la oportunidad de acercarse para pedir autógrafos y selfies, destacándose el gesto de un joven que decidió tatuarse la firma de Manu Ginóbili.

Finalmente, el grupo regresó a sus respectivas ciudades con una sonrisa, con la promesa de que esta experiencia se repetirá en el futuro, dejando claro que, aunque los años pasen, el espíritu de la Generación Dorada seguirá vivo.