Boca Juniors atraviesa una de las etapas más complicadas de su historia reciente, con eliminaciones y malos resultados que generan preocupación entre sus seguidores y dirigentes. La reciente derrota en la Copa Argentina y la baja posición en la liga local evidencian una crisis que necesita ser afrontada con autocrítica y cambios.

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La reciente eliminación en los 16avos de final de la Copa Argentina

La reciente eliminación en los 16avos de final de la Copa Argentina, tras perder frente a un equipo de menor categoría, sumó un capítulo más a una serie de derrotas que parecen indicar una crisis estructural en el entorno xeneize.

La caída frente a Independiente, en un partido que dejó muchas dudas por el rendimiento del equipo, fue solo una muestra de los problemas internos y futbolísticos que enfrenta el club.

Los seguidores y expertos comienzan a cuestionar la gestión del consejo de fútbol, liderado por Juan Román Riquelme, ídolo máximo del club y desde hace varios años en un rol de dirección que, sin embargo, aún no logra revertir los malos resultados.

Tras la eliminación, el equipo quedó sin oportunidad de pelear por la Copa Argentina, un torneo que además otorga un boleto a la Copa Libertadores 2026.

De mantenerse en la posición actual en la Liga Profesional, Boca estaría muy cerca de clasificar a la fase de grupos, pero la situación del campeonato local también es desfavorable.

En el torneo de 2023, Boca no logra consolidarse entre los primeros puestos y su rendimiento genera dudas, especialmente porque el equipo que dirigió anteriormente Sebastián Battaglia y ahora Miguel Ángel Russo, no ha logrado la regularidad esperada.

La gestión de Riquelme, que invirtió en varios fichajes de renombre internacional como Edinson Cavani, Leandro Paredes, y Marcos Rojo, entre otros, ha sido duramente cuestionada.

Algunos analistas indican que, si bien las contrataciones tenían como objetivo fortalecer el plantel, la adaptación de los nuevos futbolistas y la cohesión del equipo no han sido las adecuadas.

A esto se suma que jugadores clave como Sergio Romero y Marcos Rojo parecen no contar con el respaldo necesario en el vestuario, lo que afecta la química grupal.

Los errores en la planificación y la falta de un estilo de juego definido parecen estar en el centro de la crisis. Además, las escenas de tensión en el vestuario, donde Riquelme habría tenido que intervenir para hablar con los jugadores, reflejan un ambiente de incertidumbre y descontento.

La presión aumentó cuando algunos futbolistas expresaron públicamente su malestar y criticaron las decisiones tácticas y la gestión institucional.

Por otro lado, la situación en el torneo local sigue siendo complicada. Boca ocupa actualmente la posición 11 en la Zona A del Clausura, con solo dos puntos en su haber, una situación que pone en serio riesgo su clasificación a los playoff por el campeonato.

A pesar de ello, aún hay esperanza: si el equipo logra mejorar su rendimiento, tiene posibilidades de avanzar, algo que la historia del club, con 34 campeonatos nacionales y múltiples conquistas internacionales, invita a mantener vivo.

En palabras de algunos referentes del plantel y de la prensa local, la autocrítica es esencial para afrontar esta crisis. El exjugador y ahora rostro reconocido en el ambiente futbolístico, Darío Benedetto, resaltó que “hay que analizar qué está fallando y poner toda la energía en revertir esta situación”.

La forma en que Boca logre levantarse dependerá en gran medida de la capacidad del cuerpo técnico y de la dirigencia para implementar cambios efectivos.