La carrera de Bernard Tomic ha tomado un giro sorprendente al perder en la final del Challenger de Fairfield de manera contundente ante Learner Tien.

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Bernard Tomic, un nombre que alguna vez resonó con fuerza en el mundo del tenis, ha vivido una jornada desafortunada que quedará registrada en la historia del circuito Challenger.

Este australiano de 31 años, que llegó a ocupar el segundo puesto en el ranking mundial y fue campeón del Australian Open y el US Open en su etapa junior, se ha enfrentado recientemente a una dura realidad.

El pasado domingo, en el Challenger de Fairfield, Tomic se encontró en la final frente al estadounidense Learner Tien, un joven de solo 18 años y clasificado en el puesto 148 del mundo.

El resultado final fue abrumador: Tomic salió derrotado con un aplastante 6-0 y 6-1 en tan solo 39 minutos de juego, convirtiéndose en la final más corta de la historia de este circuito.

La brevedad de la competencia fue sorprendente, no solo por el tiempo, sino por el rendimiento del australiano, quien tuvo un desempeño muy por debajo de lo esperado.

Durante el primer set, Tomic apenas logró acumular ocho puntos en 16 minutos, lo que sugiere una falta total de motivación y ganas de competir.

Tien, por su parte, no solo demostró su talento, al registrar seis saques directos y no cometer doble falta alguna, sino que también supo aprovechar cada una de las oportunidades que se le presentó, rompiendo el servicio de Tomic en cinco de las nueve ocasiones que tuvo.

La carrera de Tomic ha estado marcada por altibajos significativos.

A pesar de haber destacado en su juventud, su trayectoria profesional ha sido un constante enfrentamiento con la falta de motivación.

Ya en 2014, Tomic había perdido de manera contundente en el Masters 1000 de Miami ante el finlandés Jarkko Nieminen con el mismo marcador de 6-0 y 6-1 en solo 28 minutos, un hecho que se convirtió en el segundo partido más corto de la Era Abierta.

En 2019, su situación no mejoró, cuando Wimbledon decidió no entregarle su premio por primera ronda tras considerar que no había mostrado el esfuerzo suficiente en su partido contra Jo Wilfried Tsonga, quien le ganó en 58 minutos.

En esa ocasión, el australiano cometió el error de afirmar que había estado aburrido y que había fingido una lesión para llamar al fisioterapeuta, lo que le costó una sanción económica de 13 mil euros.

Hoy, con un ranking que lo sitúa en el puesto 233 del mundo, Tomic parece distante de aquellos días de gloria.

Su declaración de que no ama el tenis, a pesar de que fue un deporte que lo atrapó, añade a la narrativa de un jugador que, tras alrededor de una década compitiendo al más alto nivel, se encuentra en una lucha constante por recuperar la pasión que una vez tuvo.

Mientras siguió avanzando en el Challenger de Fairfield, parecía haber recuperado algo de esa garra que lo llevó a la cima, pero su actuación final dejó mucho que desear.

La historia de Tomic es una mezcla de promesas y desilusiones, y su caída en el Challenger es solo otro capítulo en lo que ha sido una carrera muy irregular.