Un incidente violento en un partido recreativo de baloncesto en Buenos Aires terminó con sanciones para un jugador después de agredir a su oponente con un codazo y un pisotón, generando repudio en la comunidad deportiva.

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El partido, perteneciente a la liga recreativa de la Asociación BEA (Básquet Entre Amigos), terminó en un escándalo tras una agresión física que dejó a todos los presentes sorprendidos.

El jugador Santiago Corbalán Olivera, que viste la camiseta del Colegio de Abogados de San Isidro, fue el protagonista de un acto violento que despertó preocupación y condena generalizada.

El incidente ocurrió cuando Corbalán Olivera, actuando de manera muy agresiva, le propinó un codazo en el cuello y un pisotón en la cabeza a un rival, durante un momento en que el partido todavía estaba en juego.

La acción ocurrió en un contexto en el que el marcador indicaba una ajustada ventaja de 38-37 para el equipo del agresor, en un encuentro disputado en el gimnasio del colegio.

El partido había comenzado sin incidentes, pero la tensión se intensificó cuando Corbalán Olivera, de 4, salió trotando de espaldas hacia el aro rival, en medio de una jugada normal.

Sin embargo, en una acción brusca, el jugador de menor estatura, identificado como 32, del equipo contrario Tercer Tiempo, lo esperaba para defender. En ese momento, Corbalán Olivera, en vez de continuar la jugada, se desvió de su trayecto y, sin mediar provocaciones, golpeó al adversario con un fuerte codazo en el cuello.

La agresión fue tan intensa que el rival cayó al suelo, boca abajo, a escasos metros del aro.

Segundos después, Corbalán Olivera, sin detenerse, se acercó de nuevo y, en una acción totalmente desproporcionada, le pegó con su pie derecho en la cabeza del jugador derribado.

La escena fue presenciada por los árbitros y los otros jugadores, quienes intentaron detener la escalada de violencia. El árbitro pitó en varias ocasiones, pero no pudo evitar que la situación se desbordara por unos instantes, con algunos jugadores intercambiando golpes y empujones.

El incidente fue grabado y rápidamente viralizado en las redes sociales, donde la comunidad deportiva y los aficionados condenaron duramente la actitud del jugador.

El partido, que se jugaba sin público presente debido a las restricciones sanitarias, fue suspendido inmediatamente. Tras la suspensión, el equipo Tercer Tiempo fue declarado ganador por 20-0, según las decisiones del tribunal disciplinario de la liga.

La Asociación BEA, a través de sus redes sociales, emitió un comunicado en el que manifestó su rechazo a la agresión y anunció medidas disciplinarias.

Santiago Corbalán Olivera fue sancionado con expulsión de todas las competencias organizadas por la federación, en reconocimiento a su conducta violenta y reiterada.

Además, los jugadores identificados como Gonzálo Zungri y Kalil Sat, ambos del equipo Tercer Tiempo, fueron suspendidos por cuatro partidos, y Federico Romano, del mismo conjunto, por tres.

Este tipo de incidentes no son aislados en la historia del deporte amateur en Argentina

Este tipo de incidentes no son aislados en la historia del deporte amateur en Argentina. En las últimas décadas, diversos casos de agresión en partidos recreativos han provocado debates sobre la cultura de la violencia en el deporte y la importancia de promover valores de respeto y fair play.

La Federación #Argentina de Baloncesto y otras instituciones deportivas han reiterado su compromiso de garantizar la seguridad y el respeto en todas sus categorías.

El hecho también puso sobre la mesa la necesidad de reforzar los controles y las #sanciones contra conductas violentas, especialmente en contextos informales donde la supervisión puede ser menor.