El 2 de noviembre, los campeones olímpicos de Atenas 2004 se reencontrarán en un partido homenaje en el Parque Roca.

El baloncesto argentino tiene un capítulo dorado que merece ser recordado en la historia del deporte.

Aunque el Día Nacional del Deportista se conmemora en Argentina el 16 de noviembre, el 28 de agosto también podría considerarse un día especial, ya que en esa fecha de 2004, dos selecciones argentinas lograron la máxima gloria al obtener medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas.

Mientras que el equipo de fútbol cimentó una historia que se replicaría en Beijing 2008, el equipo de baloncesto alcanzó una proeza que sigue siendo inigualable a dos décadas de distancia.

El equipo de baloncesto, conocido como la Generación Dorada, fue compuesto por doce hombres que marcaron un hito en la historia del deporte en Argentina.

Por un lado, logró una victoria contundente ante Estados Unidos, compuesto exclusivamente por jugadores de la NBA, en las semifinales, y por el otro, arrasó a Italia en la final.

Desde entonces, esos doce hermanos de camiseta, como ellos mismos se definen, han seguido distintos caminos en la vida.

Algunos permanecen en el ámbito del baloncesto, mientras que otros han optado por dedicar su tiempo a nuevas actividades.

El reencuentro de la Generación Dorada está previsto para el 2 de noviembre en el estadio Mary Terán de Weiss, conocido popularmente como Parque Roca.

Este acto de homenaje lo celebran a veinte años de haber logrado esa medalla de oro en 2004. La semana pasada, los jugadores compartieron un video especial que contiene pistas, bromas y recuerdos a lo largo de sus vidas, recordando cómo se sienten ahora, dos décadas después de esos gloriosos días.

Carlos Delfino es uno de los miembros de esa generación que todavía se mantiene activo en el baloncesto.

Este jugador santafesino, que cumplirá 42 años el jueves, comenzará su 25ª temporada como profesional en el equipo Benedetto XIV Cento de la Serie A2 de Italia, donde promedió 10,9 puntos, 6 rebotes y 3,3 asistencias en su último semestre.

Por otro lado, Rubén Wolkowyski, quien a los 50 años sigue jugando al baloncesto, se unió al Salliver Fuengirola y obtuvo el ascenso a la Tercera FEB junto a su hijo.

A sus 46 años, Leo Gutiérrez ha colocado su enfoque en la dirección, supervisando equipos desde su retiro.

Este último ha tenido una carrera exitosa, acumulando diez títulos en la Liga Nacional.

Luis Scola, otro pilar de la Generación Dorada, se convirtió en director general del Pallacanestro Varese, equipo italiano donde adquirió el 51% de las acciones.

Él busca implementar un modelo de administración similar al de la NBA, adaptado a la realidad europea.

A pesar de que algunos se han alejado del baloncesto, otros han encontrado maneras de mantenerse conectados al deporte.

Emanuel Ginóbili, el primer argentino en ser incluido en el Salón de la FAMA de la NBA, ha tomado un rol en la San Antonio Spurs, mientras que Fabricio Oberto ha hecho carrera en los medios de comunicación.

En línea con esto, Andrés Nocioni ha sido reclutado por ESPN como analista de baloncesto, mientras que Walter Herrmann ha aprovechado su experiencia para realizar campus de formación y charlas en Argentina y España.

La esencia de la Generación Dorada reside en la pasión por el baloncesto y el ejemplo que han dejado en el deporte argentino.

La celebración del 2 de noviembre no solo será una remembranza de sus logros, sino también una oportunidad para reflexionar sobre cómo estos exjugadores han contribuido y siguen contribuyendo al baloncesto y al deporte en general.