En un amistoso que dejó sonrisas en Bahía Blanca, la Selección Argentina se impuso ante la Sub 20 en un partido lleno de emoción y solidaridad.

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En un contexto marcado por la tristeza causado por las inundaciones en Bahía Blanca, la Selección Argentina iluminó el corazón de los más de 48,000 aficionados que se dieron cita en el Palacio Tomás Adolfo Ducó.

Este amistoso, aunque catalogado como una mera formalidad, se disputó en dos tiempos de 20 minutos y tuvo como protagonistas a un equipo mayoritariamente compuesto por suplentes.

La victoria fue clara por 2-0 sobre la Sub 20 dirigida por Diego Placente, con anotaciones de Ángel Correa y Nico Paz, aunque el resultado quedó relegado ante la emotividad de la ocasión.

La desconsoladora situación en Bahía Blanca, que dejó un saldo de 16 muertes debido a las inundaciones, hizo que el ambiente dentro del estadio adquiriera un tinte de solidaridad.

Los hinchas no solo disfrutaron de ver a los campeones del mundo en acción, también hicieron sentir su apoyo a la ciudad devastada. En diversas partes del estadio, se podían leer mensajes como "Fuerza, Bahía". Además, los precios de las entradas fueron accesibles, con las plateas a aproximadamente 30 euros y las populares a cerca de 20 euros, permitiendo así que más personas pudieran asistir y, al mismo tiempo, colaborar con la comunidad afectada.

Los aficionados, eufóricos, ofrecieron un cálido recibimiento a íconos como Emiliano Martínez y Julián Álvarez, quienes se llevaron la mayor parte del aliento.

Martínez, el “Dibu”, no solo fue solicitado por un niño que le pidió sus guantes, sino que también se convirtió en el favorito del público, quien disfrutó de su interacción con ellos durante el partido.

La emotividad de la jornada se potenció con la presencia del emblemático Lionel Messi en las gradas, cuya camiseta se observó en gran cantidad entre los asistentes, seguida por la de Diego Maradona.

Previo al amistoso, el ambiente se fue caldeando con una entrada en calor que reunió a los jugadores de la Sub 20 y de la plantilla mayor, mientras la cumbia resonaba en los parlantes.

El recibimiento a los jóvenes deportistas fue entusiasta, destacando a Franco Mastantuono, un juvenil de apenas 17 años, cuya actuación atrajo el fervor del público igual que si se tratara de una final de un torneo importante.

Sin embargo, no todo fue aplausos. Claudio Tapia, presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, recibió abucheos al ser mostrado en las pantallas del estadio, evidenciando una desconexión entre los hinchas y la dirigencia del fútbol argentino, quienes siguen considerando a la selección campeona del mundo a pesar de su gestión.

Cuando el balón comenzó a rodar, el partido se realizó con cautela. Las oportunidades de gol no generaron la misma intensidad que se esperaría en un compromiso entre rivales directos; más bien, se dio un juego controlado, donde las individualidades destacaron en pasajes puntuales.

A pesar de la victoria, el enfoque del público y del equipo estaba ya en el enfrentamiento que se avecinaba contra Brasil, donde todos esperaban al menos una versión más competitiva de la Scaloneta.

Con el sonido de "Live is Life" resonando en el estadio, el apoyo a la selección parecía más fuerte que las adversidades. Una jornada que, a pesar de su carácter amistoso, se convirtió en un símbolo de resiliencia y unidad en un momento crítico para Bahía Blanca y su gente.