Las ajedrecistas argentinas sorprendieron al finalizar undécimas en la Olimpíada femenina de ajedrez en Budapest, empatando en puntos con grandes potencias como China y Ucrania.

La majestuosa ciudad de Budapest ha sido testigo de una hazaña histórica para las ajedrecistas argentinas en la 45° edición de la Olimpíada femenina de ajedrez.

Representando a su país como las 26° preclasificadas, lograron finalizar en un destacado undécimo puesto, empatando en puntos con poderosas naciones como China y Ucrania, acumulando un total de 16 puntos.

Este resultado se reforzó gracias al sistema de desempate, quedando a tan solo un punto de alcanzar el codiciado podio.

Por otro lado, el equipo masculino no pudo repetir la hazaña, terminando en la 37° posición.

Este logro refleja el notable desempeño de un seleccionado femenino que combina juventud y ambición, superando las expectativas en este torneo internacional.

Las jugadoras mostraron su talento al ganar más de la mitad de los enfrentamientos, logrando victorias notables, como un contundente 4-0 frente a equipos como Marruecos y Venezuela en las rondas iniciales.

Repeticiones de victorias se dieron ante rivales como Escocia, Malasia, Finlandia y Bangladesh, sumando en total siete triunfos de once duelos.

Sin embargo, no todo fue fácil para Argentina.

Enfrentaron a dos potencias del juego como Azerbaiyán y Alemania, donde lograron empatar.

A pesar de estas luchas competitivas, sufrieron derrotas significativas ante España y Filipinas, equipos que finalizan en posiciones destacadas de la competencia.

Candela Francisco Guecamburu, una joven de tan solo 18 años y campeona mundial juvenil, fue la encargada del primer tablero en su debut olímpico.

Su rendimiento fue excepcional, concluyendo el torneo con 7 puntos en 11 partidas, incluyendo victorias cruciales y empates ante maestras internacionales de gran renombre.

María José Campos y Anapaola Borda Rodas, también destacadas en el equipo, aportaron un total de 7 puntos en 10 partidas, con Campos logrando triunfos ante rivales clasificadas entre las 100 mejores del mundo.

María Belén Sarquis, quien desempeñó un rol fundamental en el cuarto tablero, logró 6,5 puntos en 9 partidas, contribuyendo de manera decisiva a las victorias del equipo y ayudando en momentos críticos de la competición.

Para las jugadoras más veteranas, como Claudia Amura, su experiencia fue igualmente valiosa; a pesar de no jugar tantas partidas, su presencia en el equipo ayudó a abrir espacio para las jóvenes promesas.

La Olimpíada también fue una plataforma importante para que el equipo femenino subiera en sus rankings ELO, enfrentándose a adversarios de gran calibre.

En el torneo masculino, que también tuvo lugar en Budapest, los argentinos culminaron en la 37° ubicación, superando las expectativas previas a su participación.

El equipo, aunque enfrentó a varias de las grandes potencias del ajedrez mundial, logró establecer su dominio sobre naciones menos rankeadas, obteniendo victorias clave que contribuyeron a su puntaje final.

A lo largo del torneo, tanto el equipo femenino como el masculino demostraron un gran espíritu de competencia.

Mientras India dominó en ambas categorías, el esfuerzo de los argentinos resalta el futuro prometedor del ajedrez en el país.

Sin lugar a dudas, las actuaciones en Budapest dan esperanzas para que, con más entrenamientos y experiencias en competencias de alto nivel, Argentina siga brillando en el mundo del ajedrez.