Rodrigo Escribano, vicepresidente de Talleres de Córdoba, se convierte en el foco de críticas durante la asamblea de la AFA, tras la suspensión de altos dirigentes y las tensiones políticas en el fútbol argentino.

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La reciente asamblea de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) en Ezeiza se convirtió en un campo de batalla verbal donde Rodrigo Escribano, vicepresidente de Talleres de Córdoba, se presentó como protagonista en medio de un clima de tensión.

Con la suspensión de dos años de Andrés Fassi, presidente del club, y de Gustavo Justo Gatti, vice, Escribano tuvo que asumir la representación de Talleres, una institución alineada con el gobierno de Javier Milei y en abierta oposición a Claudio Tapia, presidente de la AFA.

Desde el inicio de su intervención, Escribano enfrentó el descontento de muchos asistentes, que no dudaron en abuchearlo.

Su primera afirmación fue directamente relacionada con la resolución de la Inspección General de Justicia (IGJ), pidiendo que no se discutieran los puntos que habían sido impugnados.

Esto provocó un malestar evidente entre los presentes, quienes esperaban un desarrollo más constructivo de la asamblea.

Confirmando su postura opositora, Escribano votó en contra de cada propuesta presentada, lo que llevó a su decisión de retirarse antes de tratar el octavo punto del orden del día, con el objetivo de no permitir que se alcanzara el quórum necesario para la votación.

Durante su tiempo en la reunión, tuvo un notable cruce de palabras con Pablo Toviggino, un colaborador cercano de Tapia.

Esto ocurrió cuando Escribano desaprobó el Balance y Memoria de la AFA, argumentando que contenía errores importantes y que no se le habían ofrecido respuestas a sus inquietudes planteadas previamente, el 10 de octubre.

Desde aquel intercambio, las tensiones no cesaron.

Toviggino, visiblemente irritado, respondió: "Si quieres proponer algo, hazlo". La dinámica de la asamblea, según muchos asistentes, parecía más la de un juicio que de un encuentro conciliatorio.


Este ambiente se tornó aún más caliente cuando Tapia, durante su intervención, lanzó un dardo a Escribano, recordando un episodio histórico en la AFA, concretamente la elección del 3 de diciembre de 2015, donde el desempate terminó en un controversial empate técnico entre dos candidatos, lo que agitó nuevamente los ánimos.

"Estos momentos ya los hemos vivido.

Quizás algunos se equivocaron al contar los votos.

Todo el mundo sabe de qué estoy hablando", comentó Tapia, sugiriendo que existían irregularidades en aquella elección donde aquel entonces apoyaba la propuesta de Luis Segura.

La tensión se palpaba en el aire, donde la historia del fútbol argentino parecía repetirse en cada rincón de la asamblea.

A destacar, el club Estudiantes de La Plata, que también se encuentra alineado con la oposición a Tapia y el gobierno de Milei, decidió no asistir a esta asamblea.

Aunque se esperaban representantes del club, Martín Gorostegui y Christian Spagnolo no fueron anunciados en el quórum, avivando aún más las especulaciones sobre las relaciones tensas en el ámbito futbolístico.

Por su parte, Gimnasia sí estuvo presente, llenando el vacío dejado por Estudiantes, que ya no formará parte del próximo Comité Ejecutivo.

Esta situación demuestra la fractura y polarización existente dentro del fútbol argentino, donde los intereses políticos parecen interferir de manera directa en la conducción y toma de decisiones deportivas.