La ciudad de Salamanca inicia un ambicioso proyecto de transformación energética para reducir emisiones y mejorar la eficiencia térmica mediante una red de calor alimentada con biomasa, con una inversión de 35 millones de euros cofinanciados por fondos europeos.

Salamanca se prepara para un cambio radical en su sistema de calefacción y suministro de agua caliente con la puesta en marcha de un proyecto que busca transformar su matriz energética.
La iniciativa, desarrollada en colaboración entre la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento de Salamanca, representa una inversión total de aproximadamente 33 millones de euros (equivalentes a unos 35 millones de euros actuales), financiados en parte por fondos FEDER correspondientes al periodo 2021-2027.
Este proyecto de gran escala consiste en la creación de una red de calor urbana de 50 kilómetros que abastecerá a cerca de 8.900 viviendas y 75 edificios del sector terciario, incluyendo instituciones públicas y centros comerciales. La infraestructura tendrá su central de generación en la Avenida Mariano Rodríguez Sánchez, donde se instalará una planta con capacidad de 48 MW equipada con calderas de biomasa de tecnología avanzada, con controles automáticos y sistemas de filtrado de emisiones para reducir la huella ecológica.
La generación de energía térmica se realizará a partir de biomasa forestal, un recurso renovable que además genera empleo en zonas rurales, contribuyendo a la economía local y favoreciendo la gestión forestal sostenible.
Se prevé que en la fase de construcción se creen alrededor de 70 puestos de trabajo, mientras que en la operación y mantenimiento se generarán unos 20 empleos permanentes, además de unos 120 empleos en la logística y recolección de biomasa.
La red se dividirá en tres sectores principales, facilitando la distribución eficiente del calor y agua caliente a las viviendas y otros edificios.
Esta infraestructura permitirá a los usuarios reducir significativamente sus costes energéticos, ya que dejarán de invertir en calderas individuales y evitarán gastos de mantenimiento y renovación, además de ofrecer mayor estabilidad de precios a largo plazo.
Desde un punto de vista ambiental, el proyecto permitirá reducir en aproximadamente 39.000 toneladas de CO2 anualmente, contribuyendo a los objetivos de descarbonización de la Unión Europea y mejorando la calidad del aire en la ciudad, eliminando en gran medida las emisiones de las tradicionales chimeneas de calefacción.
Históricamente, Salamanca ha sido una ciudad con un fuerte carácter universitario y cultural, con un compromiso creciente hacia la sostenibilidad. La implementación de esta red de calor sigue la tendencia de diversas ciudades europeas que buscan reducir su dependencia de los combustibles fósiles y avanzar hacia un modelo energético más limpio y eficiente.
Este tipo de proyectos no solo beneficia al medio ambiente, sino que también favorece la modernización de las instalaciones urbanas y la mejora de la calidad de vida de sus habitantes.
Además, la digitalización y la telegestión de la demanda permitirán optimizar aún más el uso de la energía y responder a las necesidades reales en cada momento.
De cara al futuro, Salamanca aspira a ampliar su red de calor en los próximos años, alcanzando una extensión de más de 200 kilómetros y beneficiando a miles de hogares y edificios públicos, en línea con los objetivos de la Unión Europea para 2030.
La iniciativa refleja el compromiso de la ciudad y de la región en promover un desarrollo sostenible y responsable con el medio ambiente, consolidando su posición como referente en innovación energética en Castilla y León.