Las comunidades autónomas de Castilla y León y Extremadura actualizan su protocolo conjunto para mejorar la respuesta ante incendios forestales en zonas limítrofes, garantizando una coordinación más efectiva y recursos compartidos. Desde hace casi 30 años, estas regiones han colaborado en la lucha contra los incendios forestales, con un historial de más de 75 intervenciones conjuntas en los últimos 15 años en áreas cercanas a sus límites. La renovación del acuerdo busca reforzar esta colaboración mediante procedimientos de actuación coordinados y un sistema de respuesta rápida en la frontera. El nuevo protocolo establece una franja de 10 kilómetros en la frontera, donde se implementa un despacho automático de medios terrestres y aéreos, además de un mando unificado en casos de emergencias que afectan a ambas comunidades. Esta medida pretende reducir los tiempos de respuesta y aumentar la eficacia en la extinción de incendios de gran magnitud. Históricamente, la cooperación entre estas comunidades ha sido clave en la gestión de incendios relevantes, como los ocurridos en Pinofranqueado en 2023 y Acebo en 2015. Desde 2010, Castilla y León ha intervenido en más de 680 incendios fuera de su territorio, siendo más de la mitad de estas operaciones en Portugal, país con el que también mantienen una estrecha colaboración. Por su parte, Extremadura ha recibido 77 apoyos de Castilla y León en incendios forestales, lo que evidencia la fuerte relación de ayuda mutua. Además, Castilla y León ha recibido asistencia de otras regiones, especialmente de Madrid, Castilla-La Mancha y de Portugal, en un esfuerzo conjunto por reducir el impacto de los siniestros. El análisis de datos entre 2010 y 2024 revela que Castilla y León ha tenido un papel estratégico en la gestión de emergencias forestales en España, consolidándose como un referente en cooperación internacional. La tendencia a la reducción en el número de incendios en la región, junto con una mayor eficacia operativa, refleja los avances logrados. En 2023, el 80 % de los incendios se limitaron a conatos de menos de una hectárea afectada, resultado de respuestas rápidas y coordinadas. A pesar de estos avances, los grandes incendios forestales, que representan menos del 1 % del total, han sido responsables del 66 % de la superficie afectada en la última década, lo que subraya la importancia de una colaboración aún más estrecha. La implementación del nuevo protocolo permitirá optimizar recursos, mejorar la preparación ante el cambio climático y aumentar la protección del patrimonio natural y la seguridad ciudadana. Este acuerdo también forma parte de una estrategia más amplia de cooperación transfronteriza, en la que Castilla y León mantiene convenios con todas sus comunidades vecinas y con Portugal, consolidando un sistema eficiente y resiliente frente a las emergencias forestales en la Península Ibérica. La colaboración entre regiones ha sido fundamental para reducir la superficie afectada por incendios en la última década y seguir fortaleciendo la respuesta ante los desafíos futuros.

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Las comunidades autónomas de Castilla y León y Extremadura han firmado un nuevo Protocolo General de Actuación con el objetivo de fortalecer su colaboración en la prevención y extinción de incendios forestales en zonas limítrofes, un acuerdo que mantiene y amplía la histórica cooperación que ambas regiones han desarrollado durante casi tres décadas.

Este acuerdo, firmado por los responsables de medioambiente de ambas comunidades, busca optimizar los recursos, mejorar la coordinación operativa y reducir los tiempos de respuesta ante emergencias.

Desde la firma del primer convenio en 1998, y su posterior actualización en 2010, estas comunidades han trabajado juntas en la gestión de incendios forestales, logrando intervenciones conjuntas en más de 75 ocasiones en áreas cercanas a sus límites.

La experiencia acumulada ha demostrado que una respuesta coordinada es fundamental para contener incendios de gran magnitud, que aunque representan menos del 1 % del total de siniestros, son responsables del 66 % de la superficie afectada en la última década.

El nuevo protocolo establece una franja de 10 kilómetros en la frontera entre Castilla y León y Extremadura, donde se implementará un sistema de despacho automático de medios terrestres y aéreos, además de un mando unificado en situaciones de emergencia.

Esta medida busca reducir el tiempo de intervención, aumentar la eficacia en la extinción y facilitar la toma de decisiones en situaciones complejas.

Históricamente, la colaboración ha sido clave en la gestión de incendios relevantes, como los ocurridos en Pinofranqueado en 2023 y Acebo en 2015.

Castilla y León ha intervenido en más de 680 incendios fuera de su territorio desde 2010, siendo más de la mitad en Portugal, país con el que mantiene una estrecha cooperación en materia de emergencias forestales.

Por su parte, Extremadura ha recibido 77 apoyos de Castilla y León en incendios forestales, reflejando una relación de ayuda mutua que se ha fortalecido con los años.

El sistema de cooperación no solo se limita a la frontera, sino que también abarca el intercambio de información, formación conjunta y desarrollo de programas especializados para mejorar la capacidad de respuesta.

Además, Castilla y León mantiene acuerdos con todas sus comunidades limítrofes, incluyendo Madrid, Castilla-La Mancha y Portugal, formando un entramado de colaboración que refuerza la protección de la biodiversidad y la seguridad ciudadana.

Los datos estadísticos del periodo 2010-2024 muestran un descenso en el número de incendios y una mayor eficacia operativa. En 2023, la mayoría de los incendios quedaron en conatos de menos de una hectárea, resultado de la rápida respuesta de los equipos de emergencia. Sin embargo, el reto sigue siendo controlar los incendios de gran superficie, que aunque menos frecuentes, causan daños significativos.

Finalmente, la implementación del nuevo protocolo permitirá que ambas comunidades puedan actuar de manera más coordinada en casos de incendios que afecten o estén cerca de sus límites.

Esto es fundamental para afrontar los efectos del cambio climático, que incrementa la severidad y la frecuencia de los incendios forestales. La protección del patrimonio natural, la biodiversidad y la seguridad de las personas dependen en gran medida de la capacidad de respuesta conjunta y eficiente.

La colaboración entre Castilla y León y Extremadura es un ejemplo de cómo la cooperación interregional puede marcar la diferencia en la gestión de emergencias y en la conservación del medio ambiente en la península ibérica.