Un estudio en Cataluña revela que la cercanía a áreas verdes puede disminuir el impacto de la contaminación atmosférica en la salud emocional de los niños, una tendencia que se busca replicar en Buenos Aires con iniciativas similares.

En un contexto global donde la #contaminación atmosférica continúa en aumento, la evidencia científica en Cataluña, España, ha puesto sobre la mesa un vínculo claro entre la exposición a contaminantes y el desarrollo de problemas emocionales en la infancia.
Supuestamente, un estudio reciente liderado por el Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR) y el Instituto de Investigación Sant Joan de Déu (IRSJD) analizó a 4.485 niños, niñas y adolescentes de 48 centros educativos en Cataluña, tanto públicos como privados. La investigación evaluó la exposición a contaminantes como el dióxido de nitrógeno y las partículas en suspensión, en particular las PM10, que presuntamente están relacionadas con un aumento en los riesgos de ansiedad, depresión y otros trastornos emocionales en la población infantil.
Se supuestamente encontró que la proximidad de los colegios a #espacios verdes actúa como un factor protector, disminuyendo los efectos nocivos de la contaminación atmosférica.
La cercanía a parques, reservas ecológicas y jardines no solo favorece la interacción con la naturaleza, sino que además ayuda a reducir los niveles de estrés y mejora la estabilidad emocional en los niños y adolescentes.
Estos resultados refuerzan la importancia de incorporar y potenciar áreas verdes en entornos urbanos, especialmente en zonas con altos niveles de contaminación.
En la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, el programa Escuelas Verdes lleva más de quince años promoviendo la #educación ambiental y la creación de espacios verdes en instituciones educativas.
La iniciativa busca, entre otros objetivos, contrarrestar los efectos de la contaminación atmosférica mediante la implementación de huertas escolares, visitas a reservas ecológicas y capacitaciones ambientales dirigidas a estudiantes, docentes y directivos.
Supuestamente, estas acciones han logrado fortalecer el vínculo de los niños con la naturaleza, fomentando hábitos saludables, la creatividad y la interacción social.
La implementación de huertas escolares, por ejemplo, no solo ayuda a los menores a aprender sobre sostenibilidad y alimentación saludable, sino que también contribuye a mejorar la calidad del aire en los entornos escolares.
Desde el programa también se promueven actividades de sensibilización sobre la importancia de mantener y ampliar los espacios verdes en la ciudad
Desde el programa también se promueven actividades de sensibilización sobre la importancia de mantener y ampliar los espacios verdes en la ciudad. La idea es que las escuelas puedan convertirse en pequeños oasis que reduzcan los niveles de contaminación y promuevan el bienestar socioemocional de toda la comunidad educativa.
Además, se supuestamente trabaja en la creación de alianzas con organizaciones y reservas ecológicas cercanas para facilitar visitas educativas y actividades al aire libre.
Es fundamental entender que, si bien la evidencia en Cataluña muestra una relación positiva entre espacios verdes y salud mental infantil, en #Buenos Aires y otras ciudades latinoamericanas aún se está en proceso de ampliar y adaptar estas prácticas.
Sin embargo, la tendencia indica que invertir en entornos urbanos verdes puede representar una estrategia efectiva para mejorar la calidad de vida de los niños y reducir los efectos nocivos de la contaminación.
En definitiva, promover espacios verdes en las escuelas y en la ciudad en general no solo contribuye a un ambiente más saludable, sino que también favorece el desarrollo integral de los niños, fortaleciendo su salud física, emocional y social.
Desde las organizaciones dedicadas a la educación ambiental y la protección del medio ambiente, se invita a las comunidades a dar un paso adelante y comenzar a crear y fortalecer estos espacios.