La elefanta Pupy, la última gran animal en ser trasladada desde el Ecoparque de Buenos Aires, llegó a un santuario en Brasil en un operativo que priorizó su bienestar y que representa un avance en las políticas de conservación y protección animal en Argentina.
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En un movimiento que refleja un compromiso creciente con la protección de la fauna silvestre, la elefanta Pupy fue trasladada desde el Ecoparque de Buenos Aires hasta un santuario en Brasil, en un operativo que duró cinco días y que culminó con éxito este viernes.
La noticia marca un hito en la historia de la conservación de animales exóticos en Argentina, donde las políticas de bienestar y protección animal han ganado mayor relevancia en los últimos años.
Pupy, una elefanta africana de 35 años, fue la última de gran tamaño en ser derivada desde el Ecoparque, que en 2016 dejó de funcionar como zoológico y pasó a centrarse en programas de rescate y conservación.
Desde entonces, el gobierno porteño ha estado trabajando en la reubicación de animales que, por su edad o condición, no podían ser trasladados anteriormente.
La llegada de Pupy al Santuario de Elefantes en Mato Grosso representa un paso importante en la política de desmantelamiento de zoológicos tradicionales en favor de refugios que ofrecen condiciones más naturales y humanas.
El traslado fue posible gracias a la coordinación entre el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la Fundación Franz Weber y el Santuario de Elefantes de Brasil, gestionado por la organización Global Sanctuary for Elephants (GSF).
La operación requirió una planificación minuciosa, incluyendo la adaptación de protocolos sanitarios y de bienestar animal, para garantizar que Pupy pudiera realizar el viaje sin sedantes, lo cual minimiza el estrés y favorece su recuperación.
El recorrido de aproximadamente 2.700 kilómetros se realizó en vehículo especializado, con paradas estratégicas para revisar su salud, ofrecerle comida y agua, y proporcionarle compañía durante el trayecto.
La elefanta, que arribó en perfectas condiciones, fue recibida en el santuario con un protocolo de bienvenida que incluyó la apertura de su caja de transporte y la posibilidad de que ella misma explorara su nuevo espacio a su ritmo.
Se le ofrecieron cañas y sandía, su comida favorita, además de un baño de agua con manguera para refrescarla.
Este operativo no solo representa un logro en términos de bienestar animal, sino que también sienta un precedente para futuras derivaciones de especies exóticas en Argentina.
Hasta ahora, más de 1,000 animales de diferentes especies han sido reubicados mediante programas coordinados entre las autoridades locales y organizaciones internacionales que trabajan en la protección de la fauna.
El santuario en Brasil, que alberga actualmente a cinco elefantas asiáticas, se dedica a ofrecer a estos animales un ambiente que simula su hábitat natural, permitiéndoles recuperar comportamientos propios de su especie, como el socializar y frotarse en la arena.
La separación entre especies en el santuario responde a sus diferencias biológicas y comportamentales, garantizando un entorno seguro y saludable para todos.
La llegada de Pupy no solo simboliza un logro en la política de protección animal en Argentina, sino que también refleja un cambio en la percepción pública y en las políticas gubernamentales que priorizan la conservación y el bienestar de los animales silvestres.
La historia de Pupy y su traslado ejemplifican cómo las acciones coordinadas y el compromiso con la fauna pueden generar impactos positivos duraderos, promoviendo un modelo de conservación basado en la protección y el respeto.
A futuro, se espera que más animales puedan ser derivados a refugios similares, siempre que las condiciones logísticas y sanitarias lo permitan. La historia de Pupy resalta además la importancia de la educación y sensibilización en la sociedad para entender la necesidad de respetar la vida silvestre y promover su conservación en hábitats adecuados, alejados de las prácticas tradicionales de zoológicos y circos.
La iniciativa también contribuye a fortalecer la imagen internacional de Argentina en materia de protección animal y sostenibilidad ecológica, promoviendo un cambio cultural que prioriza la empatía y la responsabilidad con el medio ambiente.