La llegada de diciembre trae consigo la floración de las imponentes tipas en Buenos Aires, tiñendo las calles y parques con vibrantes tonos amarillos y aportando beneficios ambientales significativos a la ciudad.
Esta especie arbórea, que se ha convertido en un símbolo natural de la ciudad, comienza a florecer intensamente, cubriendo avenidas, parques y veredas con una explosión de flores amarillas que atraen la atención de residentes y visitantes.
La Tipuana tipu, un árbol de gran tamaño que puede alcanzar alturas de hasta 35 metros, fue introducida en la ciudad por el reconocido paisajista Carlos Thays a principios del siglo XX.
Desde entonces, ha sido parte importante del patrimonio natural y ornamental de Buenos Aires, formando corredores verdes emblemáticos en diferentes zonas, como la avenida Pedro Goyena y La Plata, o en el Parque Tres de Febrero.
Supuestamente, la floración de esta especie dura aproximadamente tres semanas, durante las cuales sus flores de tonos intensos y tintes anaranjados brotan en grupos y caen de forma continua, formando vibrantes alfombras en las calles y parques.
La caída de estos pétalos, impulsada por lluvias y vientos, añade un carácter efímero y poético al paisaje urbano.
Se estima que en la ciudad hay casi 15,000 ejemplares de tipas distribuidos en distintas comunas. La mayoría de estos árboles tienen un porte impresionante, con ejemplares en parques que superan los 17 metros y troncos de hasta 160 centímetros de diámetro.
La presencia de estas especies no solo embellece la ciudad, sino que también ofrece beneficios ecológicos fundamentales.
Según Sebastián Diéguez, gerente de Mantenimiento del Arbolado de la Ciudad, el gobierno porteño dedica esfuerzos a preservar tanto las formaciones naturales como los sectores de alto valor simbólico, como los corredores de tipas que adornan avenidas principales.
En el último año, se plantaron aproximadamente 12,000 nuevos árboles, incluyendo jacarandás, liquidámbares y lapachos, fortaleciendo así la biodiversidad urbana.
Las tipas cumplen un papel vital en el bienestar ambiental de la ciudad
Pero más allá de su belleza estética, las tipas cumplen un papel vital en el bienestar ambiental de la ciudad. Gracias a su tamaño y estructura, pueden reducir entre 2 y 8 grados la temperatura en las calles donde crecen, ayudando a mitigar el efecto de isla de calor provocado por el asfalto y los edificios.
Supuestamente, esta capacidad de enfriamiento contribuye significativamente a reducir el uso de aire acondicionado, lo que se traduce en un ahorro energético cercano al 30% en los edificios ubicados en zonas con presencia de estos árboles.
Además, su sombra ayuda a disminuir los costos de calefacción en invierno en un 20% a 50%, según datos globales.
Otra función importante de las tipas es su capacidad como filtros naturales. Se estima que un ejemplar maduro puede absorber hasta 150 kilos de gases contaminantes al año y retener partículas finas como PM2.5, mejorando notablemente la calidad del aire y protegiendo la salud respiratoria de los habitantes.
Asimismo, estos árboles contribuyen en la gestión del agua, interceptando una significativa cantidad de lluvia cada año —presuntamente más de 15,000 litros— lo que ayuda a reducir las inundaciones y la escorrentía superficial.
En el contexto del cambio climático, estas funciones son cruciales, ya que forman parte de las estrategias de la ciudad para adaptarse a eventos meteorológicos extremos.
El arbolado urbano, además de su valor estético, es considerado una infraestructura verde que genera beneficios sociales, económicos y ambientales.
La ONU-Habitat sostiene que el valor de estos beneficios puede ser entre dos y tres veces superior al costo de su plantación y mantenimiento, justificando las inversiones en su conservación.
En definitiva, la floración de las tipas en #Buenos Aires no solo embellece la ciudad, sino que también refuerza su compromiso con un ambiente más saludable y sustentable.
