La ciudad de Zaragoza ha inaugurado una innovadora planta de tratamiento de residuos orgánicos que permitirá producir compost de alta calidad y reducir significativamente las emisiones de CO2, fortaleciendo su compromiso con la sostenibilidad y la economía circular.

Esta iniciativa forma parte de un proyecto más amplio que incluye la instalación de nuevos contenedores marrones para la recogida selectiva de residuos orgánicos, una medida que comenzó a implementarse hace dos años y que ha ido creciendo en volumen y eficiencia.
La puesta en marcha de esta planta de tratamiento, ubicada en el Complejo de Tratamiento de Residuos Urbanos de #Zaragoza (CTRUZ), representa un paso importante en la estrategia de la ciudad para reducir su huella de carbono y promover la economía circular.
La planta, que ha supuesto una inversión de aproximadamente 12,5 millones de euros (unos 11 millones de euros en moneda local), ha sido financiada en parte con fondos europeos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, con una subvención de 4,4 millones de euros (unos 3,9 millones de euros en euros locales).
La inversión restante ha sido asumida inicialmente por la unión temporal de empresas Ebro (Urbaser y Vertresa), concesionaria de la planta, y el Ayuntamiento de Zaragoza, que se compromete a reembolsar la cantidad a través del canon anual hasta 2031.
La alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca, destacó en la inauguración que esta línea de tratamiento representa una pieza clave en la recuperación de los residuos orgánicos, que en 2024 se recogieron en unas 480 toneladas, y en los primeros cinco meses de 2025 ya se han separado aproximadamente 2.000 toneladas. La edil subrayó que la separación de la materia orgánica en los hogares es un proceso que requiere tiempo y constancia, pero que los resultados serán beneficiosos tanto para la ciudad como para el medio ambiente.
El proceso de tratamiento en la planta comienza con la recepción del material en una nave especialmente diseñada para ello. Desde allí, la materia orgánica pasa a un tratamiento previo, en el que se realiza una mezcla con vapor de agua para alcanzar temperaturas específicas, antes de ingresar en un digestor anaeróbico, un enorme cilindro cerrado donde el residuo fermenta y produce biogás, principalmente metano, que se aprovecha para generar electricidad.
La planta cuenta con un digestor dedicado exclusivamente a los residuos orgánicos
Actualmente, la planta cuenta con un digestor dedicado exclusivamente a los residuos orgánicos, que tiene una capacidad para completar el proceso en aproximadamente 20 días.
Tras la fermentación, el material pasa a una fase de deshidratación y higienización, lo que permite obtener #compost de alta calidad. Una de las innovaciones de esta planta es la construcción de un muro en la nave de maduración, que separa el compost obtenido del resto de los residuos bioestabilizados, asegurando su pureza y calidad.
El compost final, que cumple con los estándares de calidad, puede ser utilizado en parques, jardines y en la agricultura, contribuyendo a cerrar el ciclo de los residuos.
Según cálculos realizados por las autoridades ambientales, esta nueva infraestructura reducirá en unas 2.200 toneladas las emisiones de CO2 equivalente al año, un avance significativo en el compromiso de Zaragoza de convertirse en una de las primeras cien ciudades climáticamente neutras de Europa para 2030.
Este esfuerzo se enmarca en la estrategia de la ciudad de reducir su impacto ambiental y avanzar hacia un modelo más sostenible y respetuoso con el entorno.