El Museo del Fuego y de los Bomberos de Zaragoza presenta una exposición permanente con más de 1.200 piezas en miniatura, donadas por aficionados que rescatan la historia y tradición de esta profesión en una muestra que combina objetos históricos y colecciones privadas.

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Desde hoy, el Museo del Fuego y de los Bomberos de Zaragoza alberga una innovadora exposición permanente titulada 'El altillo del coleccionista', que reúne un total de 1.261 objetos en miniatura relacionados con el mundo de los bomberos y su historia. Esta muestra, que refleja la pasión y dedicación de coleccionistas locales, ha sido inaugurada por la concejal de Bomberos y Protección Civil, Ruth Bravo, en un acto que contó con la generosa donación de seis aficionados al coleccionismo.

La exposición es un recorrido por la historia de los bomberos a través de piezas variadas y originales, incluyendo coches a escala, juguetes, escudos, cascos, libros, pines y llaveros.

Cada uno de estos objetos contribuye a comprender mejor la evolución de esta profesión y la importancia que ha tenido en la protección de la ciudadanía a lo largo del tiempo.

La muestra se ha convertido en un referente para los amantes del coleccionismo y la historia, ya que reúne colecciones que en su mayoría permanecían ocultas en despachos, trasteros o almacenes.

Entre las piezas expuestas, destacan las donadas por Maribel Molina, viuda del reconocido investigador automovilístico Miguel Pascual Laborda, quien aportó una colección de coches en miniatura y pines.

También se exhiben los coches miniatura, libros y cascos del sacerdote y bombero Luis Antonio Gracia Lagarda, así como la colección completa de vehículos de bomberos del mundo, donada por la familia de Pedro Urroz Lasuen, subinspector del Cuerpo de Bomberos de Zaragoza.

Además, la muestra cuenta con miniaturas de bomberos de diferentes países, donadas por Jesús Fernández Cabello, y una colección de escudos, parches y miniaturas de Hilario Ruiz Aparicio, todos ellos miembros activos o retirados de los bomberos zaragozanos.

Otra de las piezas más destacadas y emotivas es la colección personal de Luis Tomás Bayod Renancio, un vecino de Zaragoza que dedicó gran parte de su vida a coleccionar objetos relacionados con el cuerpo de bomberos.

Gracias a estas donaciones, la exposición presenta un mosaico heterogéneo y enriquecedor que ilustra la historia y tradición de esta profesión. La concejal Ruth Bravo resaltó que estas colecciones, que en su día permanecían escondidas, ahora salen a la luz para que todos puedan disfrutarlas y aprender sobre el pasado y presente de los bomberos en Zaragoza.

Pero la oferta del museo no termina aquí. Desde este jueves también se puede visitar una segunda exposición permanente titulada 'Servicios sanitarios de bomberos', que conmemora el 40 aniversario del servicio de atención médica de los bomberos en Zaragoza.

Esta muestra, que continúa la línea de la exposición 'Hilos de vida' de 2023, presenta paneles con los 111 hitos más importantes en la historia de la asistencia sanitaria en los bomberos, incluyendo técnicas pioneras, intervenciones destacadas, adquisición de material, ambulancias y formación del personal.

La exposición también exhibe fotografías, uniformes, medallas y objetos históricos, como la medalla Joan Torro, la máxima distinción otorgada por la Asociación de Sanitarios de Bomberos de España, que fue entregada en 2015.

Entre los objetos más curiosos, se encuentra una antigua camilla de ruedas de 1850, utilizada para el transporte de difuntos durante epidemias de cólera y tuberculosis en Madrid.

Esta pieza, fabricada en hierro y madera, con acabado en rojo y asa de porcelana, refleja la historia sanitaria de la época y la evolución en los medios de transporte de pacientes y fallecidos.

En conjunto, ambas exposiciones ofrecen una visión profunda y emotiva del papel de los bomberos en Zaragoza, resaltando su historia, los avances tecnológicos y la dedicación de quienes han formado parte de esta profesión.

La muestra permanente 'El altillo del coleccionista' invita a visitantes y amantes del coleccionismo a descubrir piezas que en muchos casos estaban ocultas, permitiendo así que el patrimonio del cuerpo de bomberos de Zaragoza sea valorado y preservado para las futuras generaciones.