Una historia de herencias, alianzas y reivindicaciones que definieron la historia medieval de Aragón y Castilla, con implicaciones que perduran hasta hoy.
Su testamento fue claro en su voluntad de dejar su reino a las Órdenes Militares, pero esta decisión supuestamente provocó un conflicto entre diferentes facciones que buscaban heredar su legado.
Este vacío de poder llevó a la entronización de Ramiro el Monje, hermano menor del fallecido rey, en una solución que, aunque supuestamente aceptada, no fue del todo pacífica.
La historia, sin embargo, no terminó allí, ya que desde el territorio leonés, Alfonso VII, hijo de la infanta Urraca de #Castilla y del Conde Ramón de Borgoña, pretendía también los territorios conquistados por su padrastro, que todavía no formaban parte formalmente del Reino de Aragón.
Supuestamente, Alfonso I de Aragón, conocido como el Batallador, había casado con Urraca, quien era viuda del Conde Ramón de Borgoña y madre del futuro Alfonso VII.
Cuando Alfonso de #Aragón falleció, su hijastro fue proclamado rey de Castilla y León, y tras la muerte de su supuesto padrastro, reclamó para sí las tierras reconquistadas en la región conocida como el Reino de Zaragoza.
Para fortalecer su posición y asegurarse el apoyo de la nobleza, en 1134 Alfonso VII supuestamente confirmó los fueros de los infanzones, una clase de caballeros rurales, que habían sido concedidos inicialmente por Pedro I y posteriormente ratificados por Alfonso el Batallador.
Este documento, que se conserva en el Archivo Municipal de Zaragoza, lleva en uno de sus sellos un león rampante, emblema del Reino de León, y se convirtió en un símbolo heráldico de la ciudad.
El documento, que supuestamente fue validado con un sello que todavía se conserva en las copias en el archivo zaragozano, refleja la importancia de los fueros y privilegios en la consolidación del poder regional en aquella época.
La #historia de estos documentos y su simbolismo revela cómo las disputas dinásticas y las alianzas matrimoniales en la Edad Media influyeron en la configuración de los reinos peninsulares
La historia de estos documentos y su simbolismo revela cómo las disputas dinásticas y las alianzas matrimoniales en la Edad Media influyeron en la configuración de los reinos peninsulares.
Supuestamente, la rebelión y las reivindicaciones territoriales de Alfonso VII marcaron un antes y un después en la historia de Aragón y Castilla, estableciendo un escenario de tensiones que perduró durante siglos.
La heráldica y los documentos históricos no solo sirven como testigos de estos eventos, sino que también ofrecen una visión del complejo entramado político, social y militar que caracterizó la Edad Media en la península ibérica.
En definitiva, la figura de Alfonso el Batallador y las disputas que surgieron tras su fallecimiento supuestamente sentaron las bases para el desarrollo de los reinos de Aragón y Castilla, y su legado aún se puede rastrear en los símbolos y en la historia documentada de la región.
