El alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, anunció una inversión de 152 millones de euros en obras y proyectos para garantizar el suministro de agua en la ciudad, destacando la importancia del río Guadalquivir y medidas para afrontar el cambio climático.

Durante la inauguración del foro Soluciones Hídricas Resilientes, organizado por la Asociación Internacional de Desalación y Reutilización (IDRA), el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, resaltó la importancia de los esfuerzos que la ciudad está realizando para garantizar la seguridad hídrica ante el desafío del cambio climático.
Sanz explicó que la inversión total prevista en infraestructuras para la gestión del agua en Sevilla alcanza los 152 millones de euros, una cifra significativa que demuestra el compromiso de la ciudad con la sostenibilidad y la resiliencia.
El alcalde recordó que Sevilla siempre ha tenido una profunda conexión con el río Guadalquivir, que ha moldeado su historia, cultura y crecimiento urbano desde hace siglos.
Este río, que en la antigüedad sirvió como vía principal de comunicación y transporte, sigue siendo un recurso vital para la ciudad hoy en día. Sin embargo, en un contexto de aumento de eventos climáticos extremos y sequías prolongadas, las autoridades locales han decidido actuar con determinación.
Una de las acciones más destacadas es la construcción de una desalobradora, una planta de desalación de agua de mar, que tendrá un coste aproximado de 18 millones de euros.
Esta infraestructura permitirá diversificar las fuentes de suministro y reducir la dependencia del río durante las temporadas de sequía, asegurando así la continuidad del servicio.
La desalobradora forma parte de un plan de inversiones que abarca diversas obras y proyectos previstos hasta el año 2027, con un monto total que supera los 140 millones de euros.
La gestión eficiente del recurso hídrico en Sevilla ha sido reconocida internacionalmente. En 2019, el Ayuntamiento fue la primera ciudad española en declarar un Estado de Emergencia Climática, lo que refleja su compromiso con la adaptación a los cambios climáticos.
Durante estos años, Sevilla ha experimentado una sequía que ha durado seis años, lo que ha puesto a prueba la capacidad de gestión del agua en la ciudad.
Gracias a una gestión ejemplar por parte de Emasesa, la empresa pública encargada del suministro, Sevilla logró evitar los cortes de agua en los momentos más críticos.
La planificación anticipada, la inversión en infraestructuras y la concienciación ciudadana permitieron afrontar la crisis con éxito. Además, el consumo per cápita en la ciudad se ha reducido significativamente en las últimas décadas, pasando de 176 litros diarios en 1991 a aproximadamente 105 litros en 2024.
Según las recomendaciones de la ONU, un consumo sostenible debería estar en torno a los 100 litros, lo cual posiciona a Sevilla como una de las ciudades más responsables en el uso del agua en España.
El alcalde José Luis Sanz destacó que, aunque la reducción del consumo es motivo de orgullo, todavía hay margen para mejorar. La meta del Ayuntamiento es alcanzar un consumo de 90 litros por habitante y día, un objetivo ambicioso pero crucial para garantizar el recurso a largo plazo.
En este sentido, la colaboración de la ciudadanía ha sido fundamental, y se espera seguir fomentando prácticas responsables y sostenibles.
En definitiva, Sevilla continúa implementando acciones concretas y planificadas para hacer frente a los efectos del cambio climático y la sequía. La inversión en infraestructuras modernas, como las plantas desaladoras y las mejoras en la red de distribución, junto a una gestión eficiente y la conciencia ciudadana, permitirán blindar a la ciudad ante futuros escenarios de escasez hídrica.