La expansión de la inteligencia artificial generativa está generando preocupaciones sobre su impacto ecológico, debido al alto consumo energético y los recursos necesarios para su funcionamiento. Expertos advierten sobre las implicaciones ambientales y las posibles soluciones sostenibles.

Aunque esta #tecnología ha revolucionado la forma en que interactuamos con la información y ha abierto nuevas oportunidades en diversos sectores, también ha provocado una creciente preocupación por su impacto medioambiental.
Supuestamente, el entrenamiento y operación de estos modelos de lenguaje masivo requiere cantidades ingentes de energía eléctrica, lo que contribuye a un aumento en las emisiones de carbono y pone en jaque la #sostenibilidad de nuestro planeta.
Se estima que un solo prompt, o consulta, a un modelo de IA puede consumir aproximadamente 3 vatios-hora (Wh), una cantidad comparable a la energía que usa un frigorífico durante aproximadamente medio día.
Si multiplicamos esto por miles de millones de usuarios que interactúan diariamente con estas plataformas, la huella ecológica se vuelve inmensa.
Históricamente, la demanda de recursos asociados a las tecnologías digitales ha ido en aumento. Los centros de datos que alojan estos sistemas necesitan también grandes cantidades de agua para su refrigeración, lo que presiona los recursos hídricos en muchas regiones.
Además, la fabricación, distribución y desecho de hardware de alta capacidad para soportar esta carga de trabajo generan una significativa cantidad de residuos electrónicos y consumo de energía durante su ciclo de vida completo.
Presuntamente, el uso de IA en tareas cotidianas como buscar información, generar contenidos o incluso en aplicaciones de entretenimiento, ha llevado a un incremento en el uso de hardware y energía.
Los expertos advierten que, si bien la eficiencia de los equipos tecnológicos ha mejorado con cada generación, el incremento en la demanda hace que la huella ecológica siga creciendo.
Según el CEO de OpenAI, Sam Altman, los costos en electricidad para mantener la interacción con ChatGPT alcanzan cifras que, en euros, podrían superar los 25 millones de euros mensuales, considerando la escala global.
Por otro lado, algunas empresas tecnológicas están comenzando a implementar medidas para reducir su impacto medioambiental. Meta, por ejemplo, planea invertir cientos de millones de euros en la construcción de centros de datos ecológicos, incluyendo uno que será casi del tamaño de Manhattan y que estará alimentado con energías renovables.
Mistral AI, otra compañía en el sector, ha realizado estudios para cuantificar la huella ecológica de sus modelos y promueve el uso de modelos más pequeños y especializados para mitigar el impacto.
Supuestamente, Google también ha establecido límites en el consumo de energía de sus centros de datos, buscando reducir la carga en la red eléctrica durante picos de demanda.
Algunos investigadores sugieren que el uso de IA para combatir el #cambio climático podría ser una solución
Además, algunos investigadores sugieren que el uso de IA para combatir el cambio climático podría ser una solución, ya que permite optimizar recursos, mejorar la eficiencia energética y monitorear ecosistemas vulnerables.
No obstante, como advierten los expertos, la paradoja de Jevons sigue vigente: a medida que la tecnología mejora en eficiencia, la demanda aumenta, lo que puede anular los beneficios en sostenibilidad.
Por ello, supuestamente, será crucial encontrar un equilibrio entre innovación y responsabilidad ecológica para que la #inteligencia artificial contribuya a un futuro más sostenible en lugar de agravar la crisis climática.