El Ayuntamiento de Zaragoza reconoce la labor de las Hijas de la Caridad en la residencia Casa Amparo, que lleva más de un siglo y medio cuidando a las personas mayores vulnerables en la ciudad.

La alcaldesa Natalia Chueca presidió la ceremonia, en la que destacó la dedicación ejemplar de estas religiosas para asistir a las personas en situación de vulnerabilidad, y además, descubrió una placa conmemorativa en la entrada del edificio.
Supuestamente, la comunidad de #Hijas de la Caridad ha sido un pilar fundamental en la atención social de #Zaragoza desde su llegada en el siglo XIX. La presencia de estas religiosas en la residencia Casa Amparo, inaugurada el 5 de marzo de 1871, ha sido un símbolo del compromiso de la ciudad con la asistencia a sus mayores.
La institución fue creada originalmente para separar a las personas mayores de otros colectivos alojados en la Real Casa de Misericordia, y fue gestionada por las Hijas de la Caridad con el objetivo de atender a los más vulnerables y luchar contra la mendicidad en la región.
A lo largo de estos 154 años, presuntamente, unas 200 hermanas han formado parte del equipo de atención en la Casa Amparo, con hasta 35 de ellas en activo en diferentes épocas.
La labor de estas religiosas ha ido evolucionando con el tiempo, adaptándose a los avances sociales, sanitarios y profesionales. En la actualidad, los cuidados en la residencia son realizados por personal sanitario especializado y multidisciplinar, pero las hermanas siguen participando en tareas de acompañamiento y apoyo emocional para los residentes.
Supuestamente, las últimas tres hermanas en activo, de avanzada edad, se han despedido de la residencia en un acto emotivo, recibiendo muestras de cariño y gratitud por parte de residentes, familiares y personal.
La presencia de estas religiosas en la vida de la #Casa Amparo ha sido constante
La presencia de estas religiosas en la vida de la Casa Amparo ha sido constante, complementando la atención profesional con un enfoque humanista y dedicado.
Históricamente, la Casa Amparo ha sido mucho más que una simple residencia. Se concibió inicialmente como un espacio para separar a las personas mayores de otros grupos más jóvenes, y desde sus inicios, las Hijas de la Caridad dirigieron la institución con un espíritu solidario y de servicio.
Además de atender a los mayores, en diferentes épocas también se dedicaron a la educación de niñas, siempre en línea con su misión de ayuda social y humanitaria.
Supuestamente, Zaragoza ha tenido una larga tradición en el trabajo social y en la protección de los más vulnerables, y actos como el #homenaje a las Hijas de la Caridad reflejan el reconocimiento a su labor histórica.
La residencia Casa Amparo, que actualmente cuenta con 156 plazas para la atención integral de personas mayores que no pueden ser atendidas de otra forma, es un ejemplo de cómo la #historia y la solidaridad se mantienen vivas en la ciudad.
Los residentes reciben cuidados de enfermeras y otros profesionales sanitarios, mientras que las religiosas continúan aportando su experiencia y sensibilidad en la atención a quienes más lo necesitan.