
La joven tenista argentina Solana Sierra logró avanzar hasta los octavos de final en Wimbledon, convirtiéndose en la primera lucky loser en alcanzar esta etapa en un Grand Slam. Su notable recorrido refleja el talento y esfuerzo de una atleta que enfrenta dificultades económicas para competir en Europa, en un contexto donde la inversión en tenis femenino en Argentina es limitada.