El consistorio valenciano ha decidido acortar en media hora los horarios de apertura de las terrazas en las plazas de Honduras y del Cedro, así como en las calles cercanas, con el objetivo de disminuir la contaminación acústica en la zona. La medida entrará en vigor en los próximos días tras su publicación en el Boletín Oficial de la Provincia de Valencia.

El Ayuntamiento de Valencia ha aprobado una serie de medidas destinadas a reducir la contaminación acústica en algunas de sus zonas más concurridas, específicamente en las plazas de Honduras y del Cedro, así como en las calles adyacentes.

La decisión, tomada por la Junta de Gobierno Local, implica una reducción en los horarios de cierre de las terrazas de estos espacios en aproximadamente treinta minutos, con el fin de mejorar la calidad de vida de los residentes y disminuir los niveles de ruido en estos ámbitos.

Esta medida, que entrará en vigor en los próximos días tras su publicación en el Boletín Oficial de la Provincia de Valencia (BOPV), responde a una problemática que ha ido en aumento en las últimas décadas.

La contaminación acústica, considerada por la Organización Mundial de la Salud como uno de los principales riesgos para la salud pública, puede provocar problemas de sueño, estrés, pérdida de audición y otros trastornos físicos y psicológicos.

Por ello, muchas ciudades europeas han adoptado medidas similares para proteger a sus habitantes.

En concreto, el nuevo horario para las terrazas en las plazas de Honduras y del Cedro será de 8:00 a 00:30 horas desde el 1 de marzo hasta el 31 de octubre, extendiéndose en media hora adicional los viernes, sábados y vísperas de festivos, hasta las 01:00 horas.

Durante los meses de invierno, de enero a diciembre, el horario será de 8:00 a 00:00 horas. Además, en días festivos como las Fallas o la celebración de Fin de Año, se mantendrán horarios especiales según lo establecido en los bandos festivos.

Una de las novedades de esta regulación es que, una vez concluido el horario de apertura, no se permitirá la entrada de nuevos clientes ni la expedición de consumiciones.

Los establecimientos dispondrán de un margen de treinta minutos para retirar sus elementos y mobiliario sin generar ruidos molestos por el arrastre o apilamiento de objetos.

El concejal de Mejora Climática, Acústica y Eficiencia Energética, Carlos Mundina, ha explicado que esta decisión responde a las reuniones mantenidas con asociaciones vecinales de ambas zonas, con el objetivo de mejorar las condiciones acústicas y reducir el impacto del ruido en los barrios afectados.

Mundina resaltó que la normativa local, incluyendo la Ordenanza de Dominio Público y la de Contaminación Acústica, permite adoptar estas medidas sin necesidad de declarar dichas áreas como Zonas Acústicamente Saturadas (ZAS), un proceso que suele ser más complejo y prolongado.

Desde el Ayuntamiento se ha garantizado que la medida cuenta con informes favorables de la Asesoría Jurídica Municipal y de la Secretaría del Ayuntamiento.

Además, se ha tenido en cuenta parcialmente las alegaciones de las asociaciones de vecinos, que solicitaron ampliar el ámbito de aplicación de las restricciones a toda la zona de la plaza del Cedro y no solo a la misma plaza.

Por otra parte, la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia ha sido informada de la convocatoria de una mesa de seguimiento para analizar los niveles sonométricos en las áreas afectadas.

La finalidad es que, si los niveles de ruido superan los límites recomendados, se puedan tomar medidas adicionales o se realicen informes técnicos específicos.

Históricamente, la problemática del ruido en zonas urbanas no es nueva. Desde principios del siglo XX, las ciudades europeas han tratado de regular la actividad de bares y terrazas para equilibrar el desarrollo económico con la salud pública.

La creciente urbanización y el aumento del ocio nocturno en Valencia, especialmente en zonas como El Carmen, Ruzafa y las plazas principales, han generado una necesidad imperante de tomar medidas que protejan a los vecinos sin perjudicar a los empresarios.

En definitiva, esta iniciativa del Ayuntamiento de Valencia refleja la tendencia de muchas ciudades europeas que buscan reducir el impacto del ruido en la vida diaria de sus habitantes, promoviendo espacios más saludables y sostenibles.

La reducción en los horarios de las terrazas es vista como una acción concreta para lograr un equilibrio entre el ocio y el bienestar ciudadano, en un contexto donde la calidad del sueño y la salud mental son prioridades para las administraciones locales.