El estado de Nueva York destina 27 millones de euros para facilitar la adquisición y alquiler de vehículos eléctricos, además de ampliar la infraestructura de carga en espacios multifamiliares y lugares de trabajo, promoviendo una movilidad más limpia y accesible.
El gobernador Kathy Hochul anunció hoy la disponibilidad de aproximadamente 27 millones de euros (30 millones de dólares) para que los consumidores puedan arrendar o adquirir vehículos eléctricos (VE) en el estado de Nueva York a través del programa Drive Clean Rebate, que ofrece descuentos en el momento de la compra en más de 60 modelos de VE nuevos.
Además, las ayudas para la instalación de cargadores de VE mediante el programa Charge Ready NY 2.0 han sido actualizadas, ampliando el acceso a una carga conveniente y sencilla en edificios multifamiliares y lugares de trabajo, incluyendo hoteles.
Este anuncio representa un paso importante para hacer que la conducción eléctrica sea más asequible, incrementar la disponibilidad de estaciones de carga y reducir la contaminación generada por el sector del transporte en Nueva York.
Desde que se lanzó en 2017, el programa Drive Clean Rebate ha otorgado más de 175,000 incentivos a los consumidores, contribuyendo a que actualmente haya más de 250,000 vehículos eléctricos en circulación en todo el estado.
La inversión en infraestructura también ha avanzado considerablemente: hay más de 15,000 cargadores públicos instalados, siendo Nueva York uno de los estados con mayor cantidad de puntos de carga en Estados Unidos, solo por detrás de California.
La iniciativa busca no solo facilitar la transición hacia una movilidad más limpia, sino también crear empleos bien remunerados en el sector de las energías renovables y la tecnología limpia.
La presidenta y CEO de NYSERDA, Doreen M. Harris, destacó que convertir a los vehículos a gasolina en eléctricos ayuda a reducir los costos totales de propiedad, que incluyen menor gasto en combustible y mantenimiento.
Además, el apoyo a la instalación de cargadores en diversos espacios asegura que más conductores puedan cargar sus vehículos con facilidad, eliminando la ansiedad por la autonomía.
Por su parte, la autoridad de energía de Nueva York (NYPA) ha realizado esfuerzos significativos en la expansión de la red de carga rápida EVolve NY, que actualmente cuenta con 200 estaciones en 50 ubicaciones principales a lo largo de las principales autopistas del estado, como la I-87, I-90 y I-84.
La meta es llegar a tener 350 cargadores rápidos para 2026, facilitando viajes de larga distancia y promoviendo la adopción de vehículos eléctricos en toda la región.
Una de las novedades más importantes es la construcción de una gran estación de carga en el aeropuerto de LaGuardia, que contará con 12 cargadores rápidos y estará abierta tanto para viajeros como para vehículos de transporte compartido.
La obra comenzará este mes y se espera que concluya en agosto, en una iniciativa que facilitará la carga de vehículos en uno de los principales puntos de entrada a la ciudad.
El financiamiento federal también ha permitido ampliar la infraestructura de carga en zonas urbanas y rurales. Se han completado ya 11 sitios con cuatro cargadores cada uno, y se proyecta finalizar otros nueve en el próximo año. La colaboración con el gobierno de la ciudad y el Departamento de Transporte será clave para instalar cientos de puntos de carga en toda Nueva York, incluyendo en estacionamientos municipales y en áreas de alta afluencia.
Este esfuerzo se enmarca en la agenda climática del estado, que busca una transición justa y accesible hacia una economía de energías limpias para 2050.
La inversión total en transporte eléctrico se acerca a los 2.7 mil millones de euros (3 mil millones de dólares), con programas específicos para vehículos de carga, autobuses escolares y flotas gubernamentales.
En definitiva, estas acciones consolidan a Nueva York como uno de los líderes en movilidad eléctrica en Estados Unidos, promoviendo un futuro más sostenible, con menos emisiones y mayor bienestar para sus habitantes.
La combinación de incentivos económicos, expansión de infraestructura y apoyo institucional posiciona al estado como un ejemplo de transición energética efectiva y equitativa.