Un comportamiento curioso entre los chimpancés en Zambia ha llamado la atención de los científicos, quienes observan cómo estas especies replican comportamientos humanos y desarrollan nuevas modas que incluyen colocar hierba y palitos en diferentes orificios corporales, similar a las tendencias humanas de adornarse para socializar.

En Zambia, un grupo de chimpancés ha despertado el interés de la comunidad científica al reavivar un comportamiento social que demuestra cómo estas especies pueden desarrollar modas propias, influenciadas tal vez por la interacción con humanos.

Hace aproximadamente quince años, una hembra llamada Julie inició una tendencia colocando una lama de hierba en su oído, la cual rápidamente fue adoptada por sus compañeras en el refugio de vida silvestre Chimfunshi.

Más recientemente, un nuevo grupo de chimpancés ha comenzado a imitar este comportamiento, pero con un giro innovador que ha sorprendido a los investigadores.

El comportamiento consiste en insertar diferentes tipos de hierbas y pequeños palitos en sus oquedades corporales, principalmente en los oídos y en las regiones anales, y dejar estas piezas colgando sin una finalidad aparente.

La rápida propagación de esta moda entre los chimpancés ha sido observada en un período de apenas una semana, evidenciando la naturaleza social y viral de estas conductas.

El investigador Jake Brooker, psicólogo y estudioso de los grandes simios en la Universidad de Durham, Inglaterra, comenta que si bien estos chimpancés no mantienen contacto directo entre sí, sí comparten cuidadores humanos.

Asimismo, los cuidadores reportaron que, en ocasiones, utilizan palitos o hierba para limpiar sus oídos, lo que podría haber originado esta conducta en los animales.

Brooker sostiene que los chimpancés probablemente aprendieron este comportamiento observando a sus cuidadores, quizás aquellos momentos en que un cuidador capitales los limpia o manipula objetos en su entorno.

Lo que resulta aún más interesante es que uno de los chimpancés más influyentes en la propagación de esta tendencia es Juma, un macho que, al parecer, fue quien inició la variación de insertar hierba en sus glúteos, una moda que también se expandió rápidamente en su grupo.

Incluso después de la muerte de Julie en 2013, algunos de sus compañeros, incluidos su hijo, continuaron practicando estas conductas, confirmando que las modas sociales entre los chimpancés pueden perdurar y evolucionar.

Desde una perspectiva biológica y social, científicos como Julie Teichroeb, de la Universidad de Toronto, explican que estos comportamientos podrían tener el fin de mejorar la apariencia o aumentar su atractivo social y reproductivo.

En la especie, las hembras muestran hinchazones en las glándulas de la zona trasera para indicar su receptividad sexual, lo que hace plausible que los machos puedan innovar en formas de llamar la atención, como decorarse con objetos, en este caso, con hierba o palitos.

Esto, además, evidencia cuán similares pueden ser los procesos de socialización en humanos y primates.

De acuerdo con los expertos, tales comportamientos reflejan la existencia de diferencias culturales en los primates, que en el caso de los chimpancés en Chimfunshi, parecen haber sido fomentadas por la interacción cotidiana con humanos.

La abundancia de recursos y la interacción con cuidadores humanos les proporciona a los chimpancés la oportunidad de explorar conductas sociales y de apariencia, que de otro modo, no serían tan frecuentes en su entorno natural más salvaje.

Este fenómeno no es aislado, ya que en otras especies también se han observado comportamientos culturales similares que se transmiten de individuos a grupos, demostrando que la creatividad y la influencia social están presentes en muchas formas de vida.

Brooker recuerda un caso similar con las orcas, que en los años 70 comenzaron a usar salmones como sombreros, comportamiento que reapareció décadas más tarde, posiblemente debido a cambios en la disponibilidad de alimento.

El estudio revela así, no solo la sorprendente complejidad del comportamiento animal, sino también cómo las influencias sociales y culturales, incluso en especies no humanas, pueden definir patrones de conducta que parecen puramente estéticos o de moda, pero que en realidad cumplen funciones sociales profundas.

La percepción de los animales como seres con comportamientos superficiales y carentes de cultura se ve entonces cuestionada por este tipo de descubrimientos, que muestran una dimensión mucho más sofisticada de su inteligencia social.