La estrategia de Microsoft de incluir títulos de gran éxito en su servicio de suscripción Game Pass le ha salido cara, generando pérdidas millonarias en ventas y afectando su rentabilidad, según informes recientes.

Microsoft ha enfrentado pérdidas económicas significativas debido a su plataforma Xbox Game Pass, específicamente en relación con las ventas del popular videojuego Call of Duty.

Según un informe de Bloomberg, la compañía habría perdido aproximadamente 280 millones de euros en ventas de Call of Duty en el transcurso del año 2024, tras la incorporación de Black Ops 6 en el servicio de suscripción.

Este impacto negativo en las finanzas de Microsoft se produce en un contexto donde la compañía anunció recientemente un aumento en los precios de su suscripción Game Pass y un rebranding de la misma, decisiones que parecen estar relacionadas con la reducción de beneficios.

La inclusión de títulos de gran éxito en el catálogo ha tenido un efecto directo en las ventas tradicionales en tiendas y plataformas digitales, pues muchos usuarios optan por acceder a los juegos desde la suscripción en lugar de comprarlos por separado.

Supuestamente, la estrategia de ofrecer juegos de alta demanda en la plataforma desde su lanzamiento, conocida como 'day one', ha provocado que Microsoft renuncie a una parte considerable de ingresos potenciales en ventas minoristas y digitales.

En particular, Call of Duty: Black Ops 6, la primera gran entrega tras la adquisición de Activision por parte de Microsoft, estuvo disponible en Game Pass desde su lanzamiento en octubre de 2024.

A pesar de la disponibilidad en la plataforma, se estima que el 82% de las ventas totales del juego se realizaron en otros canales, principalmente en PlayStation, donde el título no estaba incluido en ningún servicio de suscripción.

Esto refleja cómo la estrategia de ofrecer títulos premium en Game Pass puede afectar negativamente las ventas en otros sistemas y plataformas.

El impacto financiero también se ha visto reflejado en los costos asociados al desarrollo de grandes títulos AAA, que presuntamente han aumentado en los últimos años debido a la competencia en el mercado y los elevados estándares de calidad requeridos.

Desde un punto de vista histórico, la tendencia de ofrecer juegos en servicios de suscripción no es nueva; compañías como Sony y Nintendo también han explorado modelos similares, aunque con resultados variados.

Sin embargo, la situación de Microsoft con Game Pass parece indicar que la estrategia puede tener efectos contraproducentes si no se gestiona cuidadosamente.

En definitiva, las pérdidas reportadas por Microsoft en torno a Call of Duty y Game Pass evidencian los desafíos que enfrentan las grandes corporaciones tecnológicas en la monetización de sus contenidos en un mercado cada vez más competitivo y orientado hacia el consumo digital.

La compañía todavía no ha confirmado oficialmente estos datos, pero la tendencia señala que los cambios en la estrategia comercial de Xbox podrían tener repercusiones a largo plazo en su rentabilidad.

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