Residentes de Windsor en Nueva Escocia cuestionan la medida de cerrar las compuertas del aboiteau y mantener el Lago Pisiquid lleno, argumentando que genera problemas adicionales. La provincia defiende que la decisión sigue siendo necesaria para la protección contra incendios, pero las implicaciones sociales y ecológicas han puesto en debate su conveniencia.
En Windsor, una localidad ubicada en la provincia de Nueva Escocia, se ha generado un debate intenso respecto a la gestión del Lago Pisiquid. Hace cerca de dos años, las autoridades decidieron cerrar las compuertas del abuteau—a una estructura que regula el flujo del agua—con el fin de mantener el lago lleno.
La medida fue impulsada por la necesidad de contar con un reserva de agua potable en caso de incendios forestales, especialmente en un contexto en que en 2023 se registraron graves fueron en la región.
Sin embargo, esta decisión ha provocado varias controversias y preocupaciones entre los residentes y expertos en medio ambiente.
Antes de esta medida, las compuertas permanecían abiertas en épocas de mantenimiento para permitir que el río Avon recupere su estado natural, facilitando además el paso de peces y otras especies acuáticas.
Pero en junio de 2023, las autoridades provinciales emitieron una orden de emergencia para cerrar esas compuertas tras detectar un aumento en el riesgo de incendios forestales.
La medida se justificó argumentando que mantener el lago lleno ayudaría a responder de manera más efectiva a posibles incendios. Sin embargo, diversos residentes y científicos han cuestionado la necesidad y las consecuencias de esta decisión.
Uno de los habitantes que ha expresado su desacuerdo es Darren Porter, pescador local, quien intentó en varias ocasiones que se reabrieran las compuertas mediante procedimientos legales, sin éxito.
Porter señala que, durante el pasado verano, se podía acceder al agua en un muelle extendido por la Confederacy of Mainland Mi’kmaq —una organización indígena—, lo que facilitaría las labores de estudio y respuesta ante emergencias, reduciendo la necesidad de mantener las compuertas cerradas en todo momento.
“Puedo poner mi bote y realizar estudios, y también los camiones de bomberos pueden acceder al agua fácilmente. La justificación de un hidrante seco ya no tiene sentido si tenemos un acceso directo al canal”, afirmó.
A pesar de las críticas, el gobierno de la provincia mantiene que cerrar las compuertas fue una medida racional y necesaria. Han declarado que el nivel del agua en el Lago Pisiquid “permanecerá alto” hasta nuevo aviso, con la intención de garantizar recursos en caso de incendios.
Además, están en marcha proyectos de infraestructura para mejorar la capacidad de almacenamiento de agua, incluyendo la construcción de un nuevo tanque que ayude a suplir las necesidades del municipio, que ha visto un aumento en su población en los últimos años.
Por su parte, algunos residentes, como David Hunter, expresan frustración por la falta de resolución en cuanto a la estructura del abuteau. Hunter, propietario de un negocio en la ribera del río, se muestra impaciente por una decisión definitiva y reclama que se abra o cierre la compuerta de manera definitiva.
“O abran la compuerta, o ciérrenla de una vez. La situación en la carretera tampoco puede esperar demasiado”, comentó.
No obstante, el problema no solo radica en la gestión del agua. Otra problemática importante es el impacto en la seguridad y la infraestructura urbana. Amanda Dunfield, residente de Windsor, denuncia que las inundaciones frecuentes —que ha atribuido en parte al nivel elevado del lago— han causado daños significativos en su propiedad, incluyendo la necesidad de reparaciones costosas.
“Desde 2021, he sufrido varias inundaciones, y muchas de ellas han afectado mi vivienda. La municipalidad no ha resuelto el problema del sistema de alcantarillado, que colapsa cuando el nivel del agua sube demasiado”, afirmó.
Los estudios realizados por las autoridades y empresas tecnológicas indican que cuando el nivel del Lago Pisiquid se eleva, el sistema de alcantarillado y los puntos de salida de aguas residuales se ven comprometidos, generando riesgos de contaminación y problemas de salud pública.
La legislación y leyes ambientales en la región también establecen que la gestión del agua debe equilibrar la protección ambiental, la seguridad pública y la economía local.
El debate en Windsor refleja una problemática que no solo afecta a esta comunidad, sino que se inscribe en una tendencia más amplia en toda Nueva Escocia, donde la gestión de recursos hídricos y la adaptación al cambio climático demandan decisiones cada vez más equilibradas y sostenibles.
La próxima temporada de incendios forestales se aproxima, y tanto las autoridades como los residentes esperan que pronto se pueda llegar a una solución definitiva que garantice la seguridad, la protección ambiental y el bienestar de la comunidad, sin generar impactos negativos adicionales.