La gigante tecnológica Intel planea recortes de empleo en julio de 2025, afectando hasta un 20% de su fuerza laboral en la división de fundición, como parte de su estrategia para reducir costes y adaptarse a un mercado en transformación.
Intel, uno de los líderes mundiales en fabricación de semiconductores, se prepara para implementar una importante ola de despidos en julio de 2025 que afectará aproximadamente entre el 15 y el 20% de su plantilla en la división de fundición.
Esta división, responsable de la producción interna de chips, ha sido clave en la estrategia de la compañía para mantenerse competitiva en un mercado cada vez más desafiante y en constante evolución.
Las noticias indican que estos recortes forman parte de un plan de reestructuración diseñado para reducir costos en unos 9.300 millones de euros, con el objetivo de fortalecer la posición financiera de la firma y adaptarse a las nuevas demandas del sector tecnológico. La decisión también responde a las dificultades que enfrenta Intel en un contexto donde rivales como NVIDIA y TSMC avanzan rápidamente en innovación y producción.
Desde su fundación en 1968 en Santa Clara, California, Intel ha sido pionera en el desarrollo de microprocesadores y componentes electrónicos. Sin embargo, en los últimos años, ha enfrentado múltiples desafíos, incluyendo una fuerte competencia, cambios en la demanda del mercado y la creciente inversión en inteligencia artificial, que ha desplazado en ciertos aspectos a la fabricación tradicional de chips.
El reciente nombramiento del nuevo CEO, Lip-Bu Tan, ha generado expectativas de una mayor orientación hacia la innovación y la satisfacción de las necesidades del cliente, pero también ha implicado decisiones difíciles como los despidos masivos.
La división de fundición, que en 2024 ya redujo su fuerza en aproximadamente 13.600 empleos, ahora enfrentará otra ronda de recortes que afectarán a miles de empleados en todo el mundo.
Se estima que en 2025, alrededor de 20.000 trabajadores podrían verse afectados por estas medidas, incluyendo a muchos en Estados Unidos, especialmente en las plantas de Oregon y Arizona, así como en otras regiones con centros de producción.
La reestructuración también tiene un impacto en la inversión en investigación y desarrollo, lo que podría ralentizar algunos proyectos innovadores.
Históricamente, Intel ha realizado reducciones de plantilla en momentos críticos para mantener su competitividad, como ocurrió en los años 2000 cuando la compañía enfrentó la burbuja de las punto com, o en 2016, tras la caída en la demanda de ordenadores personales.
La diferencia ahora radica en que la competencia en inteligencia artificial, robótica y automatización ha acelerado la necesidad de adaptarse rápidamente.
Mientras tanto, la industria tecnológica global también se prepara para una serie de despidos en otros gigantes del sector. Desde principios de 2025, más de 62.000 empleados han sido afectados por despidos en 141 compañías, en un esfuerzo por optimizar recursos y acelerar la innovación en áreas como aprendizaje automático y automatización.
En conclusión, los despidos en Intel representan un momento crucial para la empresa, que busca ajustar su estrategia ante un mercado que exige rapidez, eficiencia y una fuerte inversión en nuevas tecnologías.
La reestructuración puede ser dolorosa, pero también necesaria para que Intel continúe siendo un actor relevante en la industria de semiconductores en los próximos años.