La empresa tecnológica Intel anuncia una nueva ronda de despidos que afectará a más de 500 empleados, en un proceso de reestructuración liderado por su nuevo CEO, Lip-Bu Tan. Los recortes podrían alcanzar casi el 20% de su plantilla para finales de 2025.
La multinacional estadounidense Intel, uno de los gigantes en la fabricación de chips y semiconductores, continúa ajustando su plantilla laboral en medio de un proceso de reestructuración estratégica.
Según informes presuntamente recientes, la compañía planea despedir a más de 500 empleados en los próximos meses como parte de su esfuerzo por reducir costos y adaptarse a un mercado cada vez más competitivo.
Estos despidos se sumarían a los ya realizados anteriormente en 2024, donde la firma eliminó aproximadamente 1.200 puestos de trabajo.
Supuestamente, estos recortes afectarán principalmente a varias instalaciones en Estados Unidos, incluyendo las sedes de Oregon y California, donde la empresa tiene una presencia significativa.
Se estima que, en total, la reducción de personal en 2025 podría alcanzar casi el 20% de su fuerza laboral global, que en ese momento se cifraría en aproximadamente 15,000 empleados.
La noticia llega en un contexto en el que Intel busca reinventarse bajo la dirección de su nuevo CEO, Lip-Bu Tan, quien asumió el cargo en marzo de 2025.
Supuestamente, Tan ha implementado una serie de cambios en la estructura directiva y ha iniciado la incorporación de talento en áreas clave como la inteligencia artificial y la automatización, con el fin de modernizar la estrategia de la compañía.
Sin embargo, estos cambios también han provocado incertidumbre entre los empleados, que temen que los recortes puedan afectar a puestos críticos, como ingenieros de software, diseñadores de chips y especialistas en arquitectura de semiconductores.
Desde su fundación en 1968, Intel ha sido un referente en la industria tecnológica y ha protagonizado varias fases de expansión y crisis. La compañía, en su historia, ha enfrentado diferentes desafíos, incluyendo la competencia feroz de empresas como AMD, NVIDIA y TSMC. Además, en los últimos años, Intel ha sufrido pérdidas millonarias debido a la caída en la demanda de sus productos y a la rápida evolución del mercado.
Supuestamente, en 2024, la empresa reportó pérdidas de aproximadamente 17 mil millones de euros, en un contexto donde sus rivales han lanzado chips más asequibles y eficientes.
La estrategia actual de Intel, centrada en la reducción de personal y en la inversión en nuevas tecnologías, busca convertir a la compañía en una organización más ágil y competitiva.
Por otro lado, se rumorea que la compañía también está reconsiderando algunos de sus proyectos de expansión internacional y que podría cerrar o reducir operaciones en ciertos mercados menos rentables.
La reestructuración, según supuestamente fuentes internas, también incluye una revisión de sus líneas de producción y la automatización de varias fábricas para reducir costos a largo plazo.
Supuestamente, las próximas semanas serán cruciales para definir el rumbo de Intel, que busca mantenerse relevante en un sector donde la innovación y la eficiencia son clave.
La compañía ha declarado que estos recortes son necesarios para fortalecer su posición y prepararse para futuros desafíos tecnológicos, especialmente en áreas emergentes como la computación cuántica y los sistemas de inteligencia artificial.
En suma, Intel atraviesa una etapa de cambios profundos que, aunque implican dificultades en el corto plazo, pretenden sentar las bases para su recuperación y crecimiento en el futuro cercano.
La comunidad tecnológica y los inversores están atentos a cómo evoluciona esta reestructuración y qué impacto tendrá en la producción y desarrollo de nuevos chips en los próximos años.