Un grupo de conservación en Prince George, Columbia Británica, ha reabierto un canal lateral en el Parque Cottonwood Island, mejorando el hábitat de los peces y evitando su muerte durante periodos de baja agua.
El pasado 5 de diciembre en la ciudad de Prince George, ubicada en la provincia de Columbia Británica, Canadá, se llevó a cabo una importante acción de conservación en el Parque Cottonwood Island.
Un grupo local dedicado a proteger la fauna silvestre, la Asociación de Vida Silvestre Spruce City, logró reconectar un canal lateral del Río Nechako, una medida que promete mejorar significativamente las condiciones de hábitat para numerosas especies de peces.
Este canal, de aproximadamente 1,4 kilómetros de longitud, había sido separado del río durante años, y en ese tiempo, durante los periodos en los que la cantidad de agua en el río disminuía, el canal se secaba, dejando a los peces atrapados en pequeños charcos o en los sedimentos, vulnerables a ser depredados o a morir por falta de oxígeno.
La situación no solo significaba una pérdida para la biodiversidad local, sino que también afectaba la salud ecológica del ecosistema en general.
La reconexión del canal ha sido un esfuerzo que contó con la colaboración de diferentes actores, incluidos miembros de la Primera Nación Lheidli T’enneh, cuya participación fue fundamental para entender las dinámicas locales y fortalecer la restauración.
La reimplantación del canal se realizó mediante la labor de excavadoras que, en una operación que duró varias horas, removieron una última sección de tierra para unir de forma definitiva el canal con el río.
Jesi Lauzon, coordinadora de operaciones de la Asociación de Vida Silvestre Spruce City, explicó que esta iniciativa surgió inicialmente de una experiencia personal: durante una caminata, su perro salió cubierto de lodo y maloliente tras explorar el canal seco.
Esta anécdota la motivó a estudiar biología de peces en la Universidad del Norte de Columbia Británica y a desarrollar un proyecto de conservación que, gracias al apoyo comunitario, ha podido concretarse.
Lauzon cuenta que su interés por el proyecto fue también el resultado de un compromiso con la protección de los ecosistemas acuáticos, que en la región han sufrido por diferentes actividades humanas, como la urbanización y la extracción de recursos.
En días previos a la reconexión, voluntarios colocaron trampas para identificar qué especies habitaban en el canal, permitiendo determinar que no solo había salmones, sino también truchas y otras especies que utilizan estos canales como lugares de descanso y reproducción.
Desde la finalización de la restauración, los primeros resultados muestran una mayor afluencia de peces, lo que genera esperanza acerca de la recuperación de la biodiversidad en esta área.
La comunidad ha participado activamente en este proceso, con empresas locales que han ofrecido voluntariamente sus recursos y tiempo para apoyar las labores de restauración.
Este tipo de iniciativas tienen un valor histórico, ya que en la región de Columbia Británica se han realizado esfuerzos similares desde hace varias décadas.
La protección y recuperación del hábitat de especies como el salmón sockeye tienen un peso importante no solo ecológico, sino también cultural y económico, dado que muchas comunidades indígenas dependen de estos recursos para su subsistencia.
Expertos en ecología consideran que la reconexión de canales como el de Cottonwood Island puede servir de ejemplo para otras áreas afectadas por la intervención humana, promoviendo una gestión más sustentable y respetuosa con el medio ambiente.
En los próximos años, se espera que estas acciones contribuyan a estabilizar las poblaciones de peces y a mantener el equilibrio ecológico del río, que a lo largo del tiempo ha sido vital para las comunidades locales y su biodiversidad.
En conclusión, la restauración del canal lateral en Prince George representa un paso importante en la conservación de los ecosistemas acuáticos en Columbia Británica.
La participación comunitaria y el trabajo coordinado entre diferentes actores demuestran que, con esfuerzos conjuntos, es posible revertir los daños causados y garantizar un futuro más sostenible para la fauna y flora de la región.