Un reciente informe alerta que la población de orcas residentes en la sur de British Columbia está en grave peligro de extinción si no se implementan acciones más contundentes para su recuperación. Expertos internacionales advierten sobre la necesidad de medidas rápidas y basadas en la ciencia.

Un informe elaborado por un grupo de más de 30 expertos en conservación y biología marina advierte que la población de orcas rezagadas, conocidas como las 'pacíficas' o 'residente del sur', en la región de British Columbia, enfrenta una alta probabilidad de extinción si no se toman acciones inmediatas y más efectivas.

Esta especie, emblemática y culturalmente significativa para las comunidades indígenas de la zona, actualmente se encuentra en una situación crítica.

Según el documento, publicado en colaboración por la Fundación David Suzuki y la Raincoast Conservation Foundation, a pesar de las medidas adoptadas desde 2019 tanto por Canadá como por Estados Unidos, los esfuerzos no han sido suficientes para revertir las tendencias de declive de estos cetáceos.

La población actual, que según el censo más reciente consta de aproximadamente 73 individuos, no muestra signos claros de recuperación, lo que genera preocupación entre los científicos.

La especialista en mamíferos marinos, la doctora Lisa Thompson de la Raincoast, afirma que el estado actual pone en riesgo la supervivencia de estos animales a largo plazo.

Este grupo de expertos realizó en marzo pasado un taller en Vancouver que reunió a especialistas de Canadá, Estados Unidos y Europa, quienes analizaron las causas del deterioro y propusieron un plan de recuperación fundamentado en evidencia científica.

Entre las 26 recomendaciones clave, destacan la restricción de las pesquerías para garantizar el acceso a su principal alimento, el salmón chinook, y la eliminación de toxinas que se acumulan en la cadena alimentaria, además de establecer estándares rigurosos para el control del ruido submarino, que perturba la comunicación y navegación de las orcas.

El salmón chinook, que pasa su primer año en ríos de agua dulce, constituye la alimento preferido de estas ballenas y es vital para su reproducción y salud.

Sin embargo, las actividades humanas, como la sobrepesca, la contaminación y el aumento del tráfico marítimo, han reducido drásticamente la disponibilidad de estas presas y han incrementado los niveles de sustancias tóxicas en los ecosistemas.

Históricamente, las orcas de la población del sur han sido una especie símbolo que ha inspirado a comunidades, científicos y conservacionistas. En los años 80, la población de estas ballenas cayó a menos de 80 ejemplares, en gran parte debido a la caza y la contaminación. Las campañas de protección y las políticas de conservación lograron estabilizar y aumentar ligeramente la población, pero los datos recientes muestran que no hay avances significativos.

El informe además critica las políticas actuales, que consideran las medidas como 'incrementales', resaltando que se requieren acciones más contundentes y coordinadas.

La declaración del gobierno canadiense en marzo pasado mencionó que fortalecería sus esfuerzos, pero no se han visto cambios sustanciales. La falta de una respuesta rápida y adecuada puede significar la pérdida definitiva de esta especie.

El peligro de que las orcas desaparezcan pronto ha llevado a que se renueven los llamados a tomar medidas serias, como establecer zonas de desaceleración para los barcos, ampliar las áreas protegidas y limitar las actividades humanas en hábitats críticos.

La comunidad indígena local, cuyo vínculo cultural y espiritual con las orcas es profundo, también pide acciones que respeten y preserven esta especie.

De mantenerse las tendencias actuales, los expertos advierten que solo quedarán unos pocos ejemplares, lo que afectaría también la biodiversidad marina y el equilibrio ecológico.

La pérdida de estas ballenas sería un golpe irreparable para la riqueza natural de la región.

La situación plantea una pregunta urgente sobre la capacidad de los gobiernos y la sociedad para responder a la crisis ecológica que enfrentan estas magníficas criaturas.

La experiencia pasada muestra que la conservación efectiva requiere compromiso, recursos y cooperación internacional. La comunidad científica insiste en que el tiempo para actuar es ahora, antes de que sea demasiado tarde.