La reducción y congelamiento de fondos para la investigación en Estados Unidos por parte de la administración Trump ha generado incertidumbre en las universidades, impactando las opciones de estudios de posgrado para estudiantes canadienses y la investigación científica en la región.

La incertidumbre en la financiación de la ciencia en Estados Unidos está generando efectos tangibles en las decisiones de estudiantes internacionales, incluyendo a numerosos jóvenes canadienses que buscan realizar sus estudios de posgrado en ese país.

Desde la implementación de recortes presupuestarios y congelamientos en fondos destinados a las principales agencias de apoyo a la investigación, como la Fundación Nacional de Ciencias (NSF) y los Institutos Nacionales de Salud (NIH), el panorama para la investigación y la formación avanzada se ha vuelto muy inestable.

Durante la última década, Estados Unidos ha sido tradicionalmente un destino preferido para estudiantes de todo el mundo que desean acceder a recursos importantes y oportunidades de colaboración en el ámbito científico.

Por ejemplo, en 2024, más de 10,000 canadienses aprovecharon las becas y programas de estudio en universidades estadounidenses, especialmente en áreas de ciencias, salud y tecnología.

Sin embargo, las recientes decisiones de la administración anunciaron drásticos recortes en presupuestos que afectan la contratación y la continuidad de programas de investigación.

Estas políticas, que incluyen congelamientos y recortes en fondos esenciales, han provocado que muchas universidades reduzcan sus procesos de admisión para programas de posgrado.

Desde la Casa Blanca, se ha afirmado que estos cambios responden a una reestructuración del gasto federal, aunque el impacto en la comunidad académica es notable.

La comunidad científica y las instituciones educativas advierten que estos recortes están cerrando caminos de desarrollo profesional tanto para estudiantes estadounidenses como internacionales, dificultando la continuidad de proyectos de investigación y la producción científica.

El efecto se ha reflejado en el caso de jóvenes investigadores como Kareem Alfarra, un estudiante de matemáticas de la Universidad de Waterloo en Canadá, que inicialmente aspiraba a realizar su maestría en Estados Unidos.

Tras ser rechazado por múltiples instituciones debido a la incertidumbre presupuestaria, optó por aceptar una plaza en la Universidad de Toronto. Alfarra explicó que muchas universidades americanas le comunicaron que, en un contexto normal, habría sido admitido; sin embargo, los recortes y la inestabilidad política le llevaron a buscar alternativas en Canadá.

La situación no solo afecta a estudiantes, sino también a los investigadores en activo. La incertidumbre sobre el financiamiento ha llevado a algunos a reducir sus clases, posponer proyectos o incluso considerar migrar a otras regiones con entornos más estables.

La académica Katie Marshall, de la Universidad de Columbia Británica, ha notado un incremento en las aplicaciones de estudiantes estadounidenses interesados en realizar investigaciones en Canadá, una tendencia que en condiciones habituales se esperaba en otoño.

Esto refleja un cambio significativo en la movilidad académica causado por la situación económica y política en Estados Unidos.

Históricamente, Estados Unidos ha liderado la inversión en investigación y desarrollo, destinando cerca del 3.6% de su Producto Interno Bruto (PIB) en 2022, muy por encima del aproximadamente 1.7% de Canadá en ese mismo año. La diferencia en niveles de inversión se ha traducido en mayores recursos y oportunidades en EE. UU., pero la actual crisis amenaza con alterar esta tendencia y reducir la competitividad del país en innovación a largo plazo.

El impacto global de estos recortes también se refleja en la colaboración internacional. Desde investigaciones conjuntas hasta intercambios académicos, muchas relaciones se han visto afectadas. La comunidad científica advierte que si estas políticas continúan, no solo se limitará el acceso a fondos, sino también la generación de conocimientos y el desarrollo de nuevas tecnologías, lo cual a largo plazo podría perjudicar el avance científico global.

Por su parte, expertos en política educativa y ciencia destacan la importancia de invertir en investigación interna en Canadá para compensar parcialmente estos déficits y ofrecer nuevas oportunidades a los jóvenes investigadores.

La situación actual, aunque desafiante, puede servir como catalizador para fortalecer el apoyo a la ciencia en la región y potenciar la formación de talento local, que será fundamental para mantener una economía innovadora y sostenible en el futuro.