Desde su creación, el Bitcoin ha sido uno de los activos digitales más observados por inversores, analistas y entusiastas en todo el mundo. Al 17 de julio de 2025, su valor rondaba los 110.000 euros, aunque esta cifra puede variar rápidamente en función de múltiples factores. La volatilidad del Bitcoin no es un secreto en los círculos financieros; al contrario, es una de las características que más llama la atención y que puede representar tanto una oportunidad como un riesgo para quienes participan en su mercado.

Supuestamente, la dinámica del precio del Bitcoin se ve influida por variables macroeconómicas, la demanda y oferta del mercado, así como por los cambios en la percepción de los inversores.

La oferta limitada a 21 millones de monedas aumenta su escasez, y cuando el mercado se vuelve alcista, los precios suelen dispararse. Por el contrario, en periodos de tendencia bajista, las ventas masivas pueden hacer que su valor caiga rápidamente.

Además, supuestamente, los movimientos económicos globales también afectan al Bitcoin. Por ejemplo, las decisiones de la Reserva Federal de Estados Unidos respecto a las tasas de interés generan reacciones en las monedas tradicionales y en las criptomonedas.

Cuando la inflación en EE. UU. aumenta, muchos inversores buscan refugio en activos como el Bitcoin, considerado un posible escudo contra la devaluación monetaria.

En países donde la inflación descontrolada erosiona el valor de sus monedas, Bitcoin ha emergido como un refugio financiero. Presuntamente, en 2020, Venezuela experimentó un aumento significativo en el uso de la criptomoneda, y en 2023, Argentina supuestamente adoptó el BTC como moneda

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