Se registra un nuevo brote de aves muertas en Manitoba, Canadá, atribuido a la cepa H5N1 de la gripe aviar. La cantidad de aves afectadas y la recurrencia de estos incidentes generan alarma en los científicos y autoridades sanitarias. La situación, similar a brotes históricos, se intensifica en un contexto donde las aves migratorias actúan como vectores de la enfermedad, la cual, hasta ahora, representa un bajo riesgo para los humanos.

En las últimas semanas, Manitoba, una de las provincias más extensas de Canadá, ha sido escenario de un preocupante aumento en el número de aves muertas, específicamente gansos silvestres afectados por la gripe aviar, conocida científicamente como influenza aviar del tipo H5N1.

Este fenómeno ha causado alarma tanto en la comunidad científica como en la población local, ya que el número de ejemplares encontrados, especialmente en zonas cercanas a Winnipeg y en áreas rurales del sur del país, supera los registros históricos de mortalidad.

El pasado mes de diciembre, se reportaron al menos 50 gansos muertos en la localidad de Lockport, situada aproximadamente a 15 kilómetros al norte de Winnipeg.

Estos animales, encontrados en la superficie del río Red en estado de descomposición, sumaron a un total de más de 165 aves muertas en la región, cuya causa de fallecimiento ya ha sido vinculada a la cepa H5N1 del virus de la gripe aviar.

Esta cepa, originada en China en 1996, ha conseguido expandirse de manera global, afectando no sólo a las aves silvestres, sino también a especies de mamíferos y aves domésticas.

Históricamente, la influenza aviar fue conocida como 'pestilencia aviar' en Europa en el siglo XIX, y su presencia en Canadá ha sido registrada desde principios del siglo XX.

Sin embargo, los brotes más recientes han mostrado un incremento en la gravedad y magnitud de las muertes, particularmente en las especies migratorias como gansos y patos que recorren vastas áreas durante las migraciones de primavera y otoño.

Expertos en vida silvestre, como Frank Baldwin, biólogo del Servicio de Vida Silvestre de Canadá, señalan que la acumulación masiva de aves muertas en una sola zona es un fenómeno poco usual y que refleja la alta circulación del virus en la población silvestre.

Aunque el riesgo para los humanos sigue siendo calificado como bajo, la preocupación radica en la posibilidad de que la enfermedad pueda transmitirse a personas que manipulen aves muertas o en contacto cercano con ellas.

Hasta la fecha, en Canadá se han confirmado solo dos casos en humanos, uno ocurrido en 2014 en un viajero que adquirió la infección en el extranjero, y otro en la provincia de Columbia Británica en 2024.

La propagación del virus también ha afectado a diversos animales salvajes en la región, incluyendo zorros, coyotes, focas, búhos y águilas calvas, muchos de los cuales ya han sido diagnosticados con el virus tras análisis en laboratorios especializados.

La rápida movilización de las autoridades ha llevado a la implementación de medidas como la cautela en la manipulación de animales muertos y el reforzamiento de la vigilancia epidemiológica.

Los científicos advierten que la concentración de aves alrededor de fuentes de agua en invierno, donde no han migrado completamente, favorece la rápida transmisión del virus, incrementando la mortalidad en estas especies.

Además, la inmunidad adquirida por los patos y otras aves acuáticas ante virus de baja patogenicidad hace menos visible la presencia de la enfermedad en esas especies, pese a que siguen actuando como reservorios.

La situación en Manitoba se asemeja a otros brotes históricos en los Estados Unidos y Europa, donde crisis similares han requerido esfuerzos coordinados para monitorear, controlar y contener la enfermedad.

La vigilancia en las aves migratorias y muestreo en distintos puntos del país continúan, con el fin de evaluar el impacto a largo plazo en las poblaciones de gansos y otras especies.

En definitiva, aunque la amenaza para la salud humana permanece baja según las autoridades sanitarias canadienses, el incremento en la mortalidad de aves silvestres por la gripe aviar es un signo de alerta que requiere una atención constante.

La comunidad científica hace un llamado para respetar las recomendaciones de manejo, evitar el contacto directo con animales muertos y mantener informada a la población sobre los riesgos y medidas preventivas en caso de avistamientos o descubrimiento de aves enfermas.