El gobierno de Alberta confirma la muerte de un oso pardo en el sur de la provincia como parte del nuevo plan de gestión de animales peligrosos, una medida que ha generado controversia y debate sobre la conservación y la seguridad en la región.
A más de un año del anuncio por parte del gobierno de Alberta sobre la incorporación de un nuevo programa para el manejo de especies consideradas peligrosas o problemáticas, se ha reportado la muerte de un oso pardo en la región sur de la provincia, específicamente en los alrededores de Pincher Creek.
La noticia ha generado distintas reacciones tanto entre conservacionistas como entre aquellos que valoran la seguridad de las comunidades locales.
El programa, que inició en junio de 2024, permite que un grupo selecto de cazadores profesionales, capacitados y autorizados, pueda responder a situaciones donde animales salvajes, como el oso pardo, representan un riesgo para humanos, ganado o infraestructura.
La medida, según las autoridades, busca reducir incidentes negativos y prevenir ataques o daños mayores. Sin embargo, también ha despertado preocupaciones respecto a la conservación de esta especie, que se encuentra en recuperación tras haber estado en peligro de extinción en Canadá a mediados del siglo XX.
El oso abatido en esta ocasión fue capturado en una zona cercana a la localidad de Twin Butte, en la municipalidad de Pincher Creek, en el sur de Alberta.
Se estima que esta especie, que tradicionalmente habitaba en los bosques de las Montañas Rocosas, ha visto una expansión en su rango de distribución en la provincia en los últimos años, en parte debido a la recuperación de su población natural.
Se calcula que actualmente existen unos 1,150 ejemplares en Alberta, una cifra que ha ido aumentando desde los aproximadamente 800 que había en 2010.
El programa no se considera un “caza” de osos, sino una respuesta controlada mediante un proceso de seguimiento y, en caso de ser necesario, eutanasia del animal problemático.
Tras la intervención, el cazador autorizado puede quedarse con partes del oso, como la carne y la piel, mientras que otras partes, como la vesícula, deben ser entregadas y destruidas por motivos sanitarios.
Expertos en gestión de vida silvestre han expresado diversas opiniones respecto a estas acciones. El exfuncionario del departamento de vida salvaje en Alberta, John Clarke, quien ha trabajado durante años en programas de conservación, advierte que la mejor estrategia para reducir los conflictos con osos en zonas rurales es promover la coexistencia y medidas preventivas.
Entre ellas, destacan la instalación de cercas eléctricas, el correcto almacenamiento de alimentos y la eliminación de restos de animales muertos que puedan atraer a los animales.
Clarke también señala que, si bien el programa actual permite responder a incidentes específicos, la solución definitiva radica en educar a las comunidades y en promover un manejo del entorno que prevenga los encuentros peligrosos.
La autorización para que cazadores particulares puedan participar en la eliminación de estos animales, en lugar de que sea personal especializado, ha sido vista por algunos como una medida con tintes políticos o como una forma de paliar la carga de trabajo del departamento.
Desde el gobierno, el ministro de Recursos Naturales de Alberta, Todd Loewen, ha afirmado que este programa ha sido efectivo y que busca reducir los incidentes negativos.
Cabe destacar que, en los últimos años, la población de osos pardos en Alberta ha crecido en un 43%, ubicándose ahora en alrededor de 1,150 individuos, lo que ha llevado a una mayor presencia en áreas cercanas a comunidades humanas, causando enfrentamientos y conflictos con la actividad agrícola y ganadera.
Organizaciones como Mountain View Bear Smart, que monitorean las interacciones con grandes carnívoros en el centro de Alberta, han reportado varias incidencias recientes, entre ellas la pérdida de ganado y ataques a colmenas apícolas.
Por ejemplo, un colono en Bearberry sufrió la muerte de una cabra en octubre pasado, en un evento atribuido a un oso pardo.
El programa de gestión también contempla acciones de restauración de hábitats y programas de educación destinados a promover el coexistir con la fauna silvestre.
La estrategia busca reducir las interacciones negativas mediante la sensibilización y la implementación de medidas preventivas, en un contexto donde la recuperación de especies como el oso pardo presenta una serie de nuevos desafíos para las autoridades y las comunidades locales.
Mientras tanto, el debate sobre el balance entre conservación y seguridad continúa, reflejando la complejidad de gestionar recursos naturales en un entorno en constante cambio, y la necesidad de encontrar soluciones sostenibles que beneficien tanto a la población humana como a la biodiversidad.
La historia de la recuperación del oso pardo en Canadá y Alberta en particular, muestra avances pero también la importancia de mantener un manejo responsable y respetuoso con la fauna silvestre en todo momento.